El 29 de marzo de 2017, la Primera Ministra británica, Theresa May, remitió, vía su embajador ante la EU, Tim Barrow, una carta al presidente del Consejo Europea, Donald Tusk, modificando formalmente la activación del artículo 50 del Tratado de la UE, por el que comienza el proceso de salida del Reino Unido de la UE. De este modo, y nueve meses después del referéndum en el que los británicos decidieron abandonar la UE (23 de junio de 2016), se abre oficialmente el plazo de dos años (ampliables por unanimidad de los restantes 27 Estados miembros) para negociar tanto los términos de la desconexión como el nuevo marco de relaciones bilaterales.
Se trata de un momento histórico sin precedentes, ya que nunca antes, en los 60 años de historia del proyecto europea, ningún país había deseado poner fin a su estatuto como Estado miembro de la UE.