- Sin el sector privado, el sector público difícilmente podrá responder a los enormes retos que debe enfrentar
- Carlos Losada ha señalado la injerencia política como la principal carga del país
- Karina Gibert ha destacado la tensión entre la innovación y la regulación
En la tercera jornada del ciclo «Bons Llocs de Treball. Democràcia, creixement i benestar al Segle XXI», organizada por el Think Tank de Foment del Treball, el Instituto de Estudios Estratégicos (IEE), expertos han analizado el rol clave que las tecnologías digitales y la inteligencia artificial (IA) juegan en la transformación de la administración pública, con un enfoque especial en cómo esta evolución puede impulsar la creación de empleos de calidad y mejorar los servicios ofrecidos a la ciudadanía.
«Las tecnologías digitales y la IA no son solo herramientas para la innovación económica, sino también palancas esenciales para la modernización de la administración pública», ha afirmado Felip Puig, moderador de la jornada y miembro del IEE. «Es necesario hacer un esfuerzo para que la transformación digital nos lleve también a lograr una verdadera reorganización y adaptación del papel de la función pública en nuestro entorno económico y social».
Carlos Losada, profesor de Dirección General y Estrategia de ESADE y exsecretario General de Administración y Función Pública, ha expuesto el dato de un estudio en el que se señalaba que de los tres millones de trabajadores públicos más de un millón se jubilarán en los próximos 10 años. Esto supone una oportunidad para responder al extraordinario reto de reorientar el sistema público, «si se hace bien y no se reproduce lo que ya tenemos», expresaba.
Losada ha destacado la debilidad estructural del sector público, porque frente a él «tienes los teóricos representantes de los ciudadanos que tienen muchos problemas para volver a ser elegidos». La injerencia política, lamentablemente, es la principal carga del país, asegura el profesor. «A pesar de lo que se diga, tenemos demasiados empleos en la administración pública que están directamente influenciados por decisión política y eso simplemente no es bueno, se ha demostrado a lo largo de la historia y se sigue demostrando. Deberíamos reducir la colonización política de la administración pública«.
«La percepción que tenemos como ciudadanos es que la administración está colapsada todo el tiempo, pero aparte de eso hay una debilidad estructural que no tiene que ver con cuántas personas tienes trabajando». De hecho, en este aspecto, Losada considera que la implementación de estas transformaciones digitales permitirían detectar y analizar dónde se atascan los procesos, reformar la manera de trabajar de modo que todos estén situados, y avanzar hacia empleos más polivalentes.
Por su parte, Karina Gibert, decana del Colegio de Ingenieros Informáticos de Cataluña y directora del Centro de Investigación de IA de la UPC, ha destacado el reto ético que se desprende con la aplicación de estas tecnologías, en cómo encontrar la línea roja que hay entre ofrecer una acción proactiva de acompañamiento al ciudadano sin establecer un sistema basado en la supervisión y la vigilancia, como el que tienen en China. «La IA para poder hacer esta recomendación necesita ver toda tu información. Si tú no quieres que la IA te supervise, no podrás contar con un servicio público tan proactivo».
Gibert ha resaltado que en Cataluña estamos alineados con los valores europeos, y que contamos con un papel pionero, pero ha matizado que «tenemos una tensión entre la innovación y la regulación. Pero al final la regulación necesita satisfacer un sistema de garantías que necesariamente es lento y, mientras la IA va haciendo innovación, va pasando pantallas, y ahora aparece el chat GPT». En este sentido, la decana ha expuesto el caso de la Ley de Inteligencia Artificial de la Unión Europea, que lleva más de cinco años tramitando y todavía no está aprobada, y no contempla por el momento ninguna cuestión relacionada con el chat GPT.
Ambos han coincidido en que, sin el sector privado, el sector público difícilmente podrá dar respuesta a los enormes retos que debe afrontar, y que la tecnificación y la digitalización será primordial en la definición de los puestos de trabajo.
Ciclo de debates: ‘Buenos puestos de trabajo. Democracia, crecimiento y bienestar en el siglo XXI’
Con el ciclo de debates «Buenos puestos de trabajo. Democracia, crecimiento y bienestar en el siglo XXI» el Think Tank de Foment pretende analizar con expertos cómo se puede lograr un empleo que sea una garantía de vida digna, con la creencia de que el trabajo decente al alcance de todos es el primer elemento legitimador del buen capitalismo y la base indispensable de la democracia parlamentaria.
Bajo la premisa de que la pandemia, la guerra de Ucrania o las debilidades evidentes de la globalización pueden marcar el inicio de una nueva época con nuevos retos por afrontar, el Think Tank de Foment del Treball ve más esencial que nunca crear espacios de reflexión, porque las sociedades avanzan cuando hay gente que piensa y genera debate.
Este ciclo cuenta con el soporte de Banco Santander, Naturgy, Cellnex, el Ayuntamiento de Barcelona y la Diputación de Barcelona.
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