- Las Cámaras de Comercio de Cataluña, Foment, PIMEC, FemCat, el Colegio de Economistas de Cataluña, el RACC, Barcelona Global y el Círculo de Economía denuncian que el actual sistema de financiación autonómica frena el progreso económico de muchas comunidades autónomas como Cataluña.
- Las 21 instituciones proponen corregir la situación a través de un nuevo modelo de financiación, ya sea un modelo federal o un pacto fiscal, o mediante una profunda reforma del modelo actual. Esta tendría que asegurar la autonomía financiera, mejorar la capacidad de gestión y recaudación tributaria, y garantizar el principio de ordinalidad.
- Alertan que el actual sistema, que hace más de 10 años que se tendría que haber actualizado, no tiene en cuenta las diferencias del coste de vida entre territorios.
- Exigen que aquellas comunidades como Cataluña, con una mayor densidad de población y potencial económico, reciban un volumen de inversiones proporcional a sus necesidades y al peso de su PIB en el del conjunto del Estado.
- Finalmente, lamentan que el Gobierno del Estado haya dejado de publicar la distribución territorial de la inversión del sector público estatal, y piden que se vuelva a publicar, como también toda la información necesaria para conocer las balanzas fiscales de todas las comunidades autónomas con el Estado.
Un total de 21 instituciones de la sociedad civil y empresarial catalana –las 13 Cámaras de Comercio de Cataluña, Foment, PIMEC, FemCat, el Colegio de Economistas de Cataluña, el RACC, Barcelona Global y el Círculo de Economía– han firmado una declaración en que reclaman medidas ambiciosas para mejorar sustancialmente el sistema de financiación territorial, bien a través de una profunda reforma del actual o bien con un nuevo sistema, ya sea un modelo federal o un pacto fiscal.
Las organizaciones firmantes consideran que el actual sistema no es ni transparente, ni equitativo ni eficiente y representa un obstáculo importante para el progreso económico y el bienestar social de muchas comunidades autónomas, entre ellas Cataluña. Para resolver las deficiencias del actual sistema, destacan las siguientes seis consideraciones:
1. Un modelo federal o un pacto fiscal aseguraría que el nuevo sistema de financiación sea transparente y eficiente. Acompañados de un mecanismo de solidaridad, ambos sistemas serían beneficiosos para Cataluña y para el conjunto de las Comunidades Autónomas.
El modelo federal redefiniría la capacidad normativa, de gestión, de recaudación e inspección de todas las CCAA. Este sistema permitiría al Estado y a las CCAA compartir las mismas bases imponibles. Es un modelo similar al de los EE.UU., que permitiría a las CCAA disponer de forma directa y dentro del mismo ejercicio fiscal los ingresos que le corresponden. De este modo se mejoraría la robustez del sistema, se promovería una asignación eficiente de los recursos y una gestión más responsable por parte de todas las CCAA. La implantación de este modelo solo requeriría una reforma de la LOFCA.
Un pacto fiscal también permitiría avanzar hacia un modelo más transparente y también aseguraría la suficiencia financiera de Cataluña. La Generalitat administraría y recaudaría todos los tributos generados en el territorio, y asumiría un poder normativo sobre estos similar al que asumen las comunidades forales. Cómo en el sistema federal, la responsabilidad de administrar los recursos dispuestos directamente promovería una gestión responsable por parte de la administración catalana.
La transparencia de ambos sistemas, que tendrían que estar acompañados de un mecanismo de solidaridad con el resto de CCAA, tendría que favorecer que las energías políticas y sociales se centrasen en como proveer los bienes y servicios públicos a los que aspiramos. Si las energías se orientan a los objetivos prioritarios, la economía y la cohesión social serán las grandes beneficiadas.
2. La reforma del modelo actual tendría que ser profunda y amplia, para asegurar la autonomía financiera y mejorar la capacidad de gestión y tributaria.
La reforma del modelo actual para asegurar la autonomía financiera tendría que ser muy profunda y amplia. Habría que ampliar de forma sustancial la cesta tributaria y también la capacidad normativa de las CCAA. Si la autonomía financiera no queda resuelta de manera definitiva y diáfana, continuaremos instalados en el debate permanente y confuso sobre los desequilibrios financieros a nivel territorial. Además de restar muchos recursos para algunas comunidades autónomas de manera injusta e ineficiente, estas dinámicas polarizan a la sociedad y desvían las energías de los enormes retos que tenemos que afrontar.
Así mismo, se tendría que reformar el actual sistema de anticipos, que limita la capacidad de gestión tributaria, especialmente durante las crisis económicas. El desfase temporal entre la evolución económica de cada comunidad y las transferencias recibidas de la administración dificulta la predictibilidad de los ingresos por parte de las CCAA e introduce inestabilidad de manera estructural.
3. Sea cual sea el nuevo modelo de financiación que el conjunto de las fuerzas políticas inevitablemente tienen que acordar, se tienen que introducir mecanismos que garanticen el principio de lealtad institucional, y definir y blindar las competencias de cada administración.
Una de las principales fuentes de confusión y de conflicto entre las diferentes administraciones y fuerzas políticas recae en la falta de concreción y correspondencia entre las competencias legislativas en determinados ámbitos, y las competencias y responsabilidades de gasto.
En numerosas ocasiones, los programas aprobados por el Gobierno español, como es el caso de la Ley de Dependencia, han generado un fuerte aumento del gasto de las CCAA que no ha sido debidamente dotada.
Esta fuente de conflicto permanente y estéril se tiene que erradicar. Para lograrlo, es imprescindible introducir mecanismos que garanticen la lealtad institucional, y definir y blindar las competencias de cada administración.
4. El nuevo sistema de financiación tiene que ser equitativo y respetar el principio de ordinalidad. Ha de asegurar que todos los ciudadanos puedan recibir unos servicios públicos básicos similares con independencia del lugar donde residen. Tiene que garantizar que las comunidades que más aportan no pierden posiciones en el ranking una vez han operado los mecanismos de solidaridad, y tiene que asignar los recursos teniendo en cuenta las diferencias del coste de vida entre territorios.
Es importante acotar de manera efectiva y transparente el grado de nivelación de recursos entre comunidades autónomas, respetando como mínimo el principio de ordinalidad: las comunidades que más aportan no tendrían que ser las que menos reciben.
Este requisito es importante porque el sistema actual no es equitativo y permite que comunidades autónomas con un PIB per cápita más elevado y que más aportan al sistema pueden acabar disponiendo de menos recursos que otros que aportan cantidades inferiores.
Los mecanismos de nivelación del sistema de financiación tienen que garantizar que la renta familiar disponible per cápita en las comunidades que más aportan no quede por debajo de las que menos aportan, una vez han operado estos mecanismos. Un sistema que no respetara este principio tendría un importante efecto negativo en la cohesión y el bienestar social, y limitaría gravemente el desarrollo económico equilibrado en todos los territorios.
El sistema actual contempla un conjunto de variables específicas para asignar los recursos, como la estructura por edades de la población o la insularidad, pero no incluye el diferencial en el coste de la vida a los diversos territorios. Hay que tener presente que un euro no compra la misma cesta de productos en todas las comunidades.
En el actual modelo, Cataluña es la segunda comunidad (excluyendo las comunidades forales) en términos de PIB per cápita (primera columna), pero se sitúa en el décimo lugar en recursos recibidos y cae al puesto decimocuarto si se tiene en cuenta la diferencia del coste de la vida (tercera columna).
Tener en cuenta el coste de la vida es determinante para garantizar que los recursos se asignen de manera equitativa y que no se produzca una pérdida de renta familiar disponible real en ningún territorio.
*Ajustado en poder de paridad de compra, elaboración de la Cámara de Comercio de Barcelona a partir de Àlex Costa et al.(2018). Ayuntamiento de Barcelona y IERMB. Fuentes: Contabilidad Regional (INE) y Generalitat de Catalunya.
5. Aquellos territorios, como Cataluña, con una densidad más grande de población y potencial económico, tienen que recibir un volumen de inversiones proporcional y adecuado a sus necesidades, y en consonancia al peso en términos de PIB en el del conjunto de la economía española. También hay que garantizar una mayor correspondencia entre lo que se presupuesta y lo que se ejecuta, y habilitar mecanismos transparentes y efectivos de rendimiento de cuentas respecto del grado de ejecución.
La financiación territorial en sentido amplio no es eficiente porque las inversiones no siempre se planifican y ejecutan por parte de las administraciones públicas con criterios transparentes de coste-beneficio. Esto implica que aquellos territorios como Cataluña con una mayor densidad y potencial económico, no están recibiendo un nivel de inversiones proporcional a sus necesidades, ni el volumen de estas inversiones es proporcional al peso que representa el PIB catalán en el del conjunto del Estado.
El siguiente gráfico muestra como la inversión total del conjunto del sector público en Cataluña se sitúa sistemáticamente por debajo del peso de Cataluña en el PIB y también del que le correspondería por índice de población.
Gráfico 1. Inversión del sector público estatal ejecutada en Cataluña.
En % sobre inversión pública estatal total regionalizada. Font: Ministerio de Hacienda, IGAE
Nota: la inversión ejecutada es la suma de AGE, organismos autónomos, otras entidades con presupuestos estimativos y empresas públicas.
6. Hay que lamentar el hecho que el Gobierno del Estado haya dejado de publicar la distribución territorial de la inversión del sector público central. En este sentido las 21 instituciones firmantes de esta declaración reclaman que la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE) –el órgano encargado del control de las finanzas públicas– publique los datos de inversión territorializada que se esperaban en mayo de 2023, y que las continúe publicando con el mismo formato y periodicidad.
Finalmente, las instituciones firmantes también reclaman que se haga pública toda la información necesaria para poder conocer las balanzas fiscales de todas las comunidades autónomas con el Estado.
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