- La edición de este año quiere centrarse en cuatro aspectos centrales: la comprensión de los factores que han determinado el grado de afectación de las economías comarcales; el nivel de recuperación de estas economías y los elementos que influyen; las potencialidades con las cuales cuenta cada territorio para lograr mejores modelos de desarrollo y las nuevas dinámicas y tendencias que puedan estar emergiendo de un choque como el causado por la covid-19.
- Teniendo en cuenta la situación de cambio acelerado en la que nos encontramos y que los datos del Índice hacen referencia en 2020, en esta edición se ha querido introducir un apartado con datos actualizados que permitan conocer el grado de recuperación económica de las comarcas catalanas.
- El capítulo “El impacto de la covid-19” analiza con datos desestacionalitzades la variación de la ocupación y el paro entre los meses de febrero del 2020 y junio del 2021. Así pues, es posible saber cuántos puestos de trabajo tiene que recuperar cada comarca y cuando paro tiene que reducir para lograr una situación similar a la que se encontraba en los momentos previos al inicio de la crisis.
La 17a edición del Índice FEGP de Competitividad y Sostenibilidad comarcal se presenta un año y medio después de la declaración del estado de alarma. Un tiempo en el que hemos superado la total incertidumbre, para finalmente empezar a divisar cierta mejora de los indicadores y las expectativas. Es ahora también cuando se empiezan a identificar algunos de los impactos más graves y de los cambios más profundos que ha dejado la pandemia sobre nuestra sociedad. El Índice FEGP quiere contribuir al análisis y la comprensión de los impactos de esta crisis sanitaria, social y económica y de las posibles vías para salir con unas economías y unos territorios más resilientes.
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[vc_column_texto]El cambio tecnológico, por ejemplo, está haciendo posible la descentralización de muchas actividades. Las economías de aglomeración, unas mejores infraestructuras de telecomunicaciones y unos mercados de trabajo especializados habían concentrado estas actividades en los entornos metropolitanos. Ahora, pero, es posible una organización mucho más flexible de estas empresas y organizaciones, que se pueden localizar en entornos de mayor calidad a un coste más reducido, descentralizando también un mercado de trabajo que antes dependía casi totalmente de las grandes capitales. Se abren así posibilitados para la atracción de población a toda una serie de territorios que habían quedado excluidos de un modelo de desarrollo basado en actividades intensivas en conocimiento y tecnología de vocación internacional, que ahora pueden apostar por la calidad de vida, la calidad paisajística o la salud como pilares de unos mejores modelos de desarrollo. En cualquier caso, apenas se han empezado a producir, de forma que todavía habrá que esperar unos años para ver la magnitud, la capacidad de transformación y la duración de muchos de estos cambios.
Entre el grupo de comarcas más competitivas cabe remarcar el avance del Baix Llobregat, el Garraf i el Baix Camp, i el retroceso de una posición del Gironès
Aún y el estancamiento del Índice en el Baix Llobregat, el retroceso de 0,4 puntos registrado por el Gironès ha hecho que el Baix Llobregat pasara de la 4.ª a la 3.ª posición. La fuerte destrucción de ocupación y el menor dinamismo demográfico han hecho menos competitivo el Gironès, que pasa ahora a la 4.ª posición situándose por detrás del Baix Llobregat. La entrada del Baix Camp al grupo de comarcas más competitivas ha sido el resultado del marcado incremento de la competitividad registrado por la comarca. Este aumento de la competitividad no se ha dado tanto por una mejora de los indicadores y las dimensiones, si no por una mayor capacidad de resistencia ante el choque causado por la covid-19. Como ya se apuntaba al anterior informe, uno de los elementos más importantes del escenario que ha dejado la pandemia no es tanto el ritmo de crecimiento, si no la capacidad de resistencia y de adaptación al cambio de las comarcas catalanas, que tendrán que hacer frente a una realidad que cambia de manera acelerada.
El impacto de la covid-19 y la recuperación de las economías comarcales
En términos económicos, los datos consolidados del 2020 sitúan la caída del PIB español en el 10,8%, una bajada que en Cataluña ha estado todavía más pronunciada, con una variación del -11,5%. Tanto la economía española como la catalana se sitúan así entre las más afectadas de la zona euro como resultado de unas economías especialmente vulnerables ante choques negativos como el generado por la covid-19. La fuerte dependencia de la actividad turística, la parada casi total del comercio internacional y la rotura de las cadenas globales de valor han abocado a la economía mundial a una crisis para la que es difícil encontrar muchos antecedentes históricos. Con todo, las características de esta crisis han hecho que, a nivel agregado, la recuperación también se dé a un ritmo muy acelerado, situando las tasas de variación del PIB español y catalán de este 2021 en el 6,2% y el 6,0% respectivamente, gracias al rápido ritmo de vacunación de la población.
La vacunación es, de hecho, la clave de la reactivación. El adelanto de la vacunación masiva es el único elemento que puede frenar el ritmo de contagios y, por lo tanto, el riesgo de rebrotes del virus, haciendo posible la progresiva retirada de las restricciones y el retorno a la normalidad. Hasta el momento, la declaración del estado de alarma, los confinamientos domiciliarios, municipales y comarcales y el cierre de la mayoría de actividades económicas han hecho que las posibilidades de consumo fueran muy reducidas, a la vez que aquellas decisiones de consumo que sí que se podrían haber llevado a cabo se aplazaran ante la incertidumbre del contexto. Esto ha supuesto que los niveles de ahorro de las personas que han podido mantener sus ingresos inalterados se incrementaran muy notablemente. Con la relajación de algunas de estas restricciones esta demanda latente se está reactivando hasta el punto de haber acontecido el principal contribuidor al crecimiento económico.
Como ya se ha explicado en otras ocasiones, además de la velocidad de vacunación, la recuperación económica también dependerá de la estructura productiva de cada territorio, así como de su capacidad de adaptación al cambio. Para analizar en qué fase de la recuperación se encuentra cada una de las comarcas catalanas se han desestacionalizado los datos de afiliación a la seguridad social y de paro y se ha calculado la variación del mes de junio del 2021 –última dato disponible en el momento de redacción de este documento- respeto el febrero del 2020, justo antes de la puesta en marcha de las restricciones.
Las comarcas más afectadas por el impacto de la crisis sanitaria han sido las que presentan una mayor dependencia de las actividades turística y las que presentan una peor calidad del mercado de trabajo
El siguiente gráfico muestra como, en términos generales, son aquellas comarcas con una mayor dependencia de las actividades turísticas y/o con una peor calidad del mercado de trabajo –temporalidad, parcialidad, rotación, etc.-, las que se encuentran más lejos de la plena recuperación de la crisis en términos de puestos de trabajo. En la banda opuesta, las economías comarcales con un mayor peso de las actividades fundamentales y de las actividades intensivas en conocimiento y tecnología son las que se encuentran más próximas en la recuperación o ya plenamente recuperadas. Hay que remarcar como el crecimiento del consumo de productos alimentarios a nivel agregado ha hecho que hayan sido aquellos territorios con un mayor peso de las actividades de producción y transformación de alimentos las que más puestos de trabajo han creado y las que han conseguido una recuperación más rápida.
A pesar de reproducir una dinámica similar, con unos niveles de paro marcadamente superiores en aquellas comarcas con un tejido productivo más vulnerable ante el impacto de la covid-19, se observan resultados diferenciados entre el impacto de la crisis en términos de puestos de trabajo y el impacto en términos de desocupación. Esta divergencia es en parte fruto de unas diferencias metodológicas de las fuentes que merece la pena tener en cuenta. En el caso de la ocupación se calculan los puestos de trabajo localizados en una comarca concreta, mientras que en el caso del paro se calcula el número de personas paradas residentes en la comarca, independientemente de la localización de su puesto de trabajo anterior a la situación de desocupación. Así pues, el incremento del paro en una comarca puede estar apuntando a la destrucción de puestos de trabajo en esta misma comarca, pero también puede estar recogiendo el impacto de la destrucción de puestos de trabajo en otro territorio en el cual la población activa de la comarca se desplaza para trabajar. Se puede dar el caso de que en una comarca se cree ocupación y crezca el paro si un contingente importante de trabajadores dependen del mercado laboral de una comarca en la cual se están destruyendo puestos de trabajo.
Teniendo esto presente, se puede ver como algunas de las comarcas con unos mayores diferenciales de paro respecto al momento previo a la declaración del estado de alarma, son también algunas de las que registran un mejor comportamiento en términos de puestos de trabajo, encontrándose o bien por encima de los niveles de ocupación pre-crisis, o en una situación muy próxima a la plena recuperación. Es el caso del alta Ribagorça, la Cerdaña o el Solsonès, que en el mes de junio contaban con niveles de paro de un 71,1%, un 45,3% y un 35,2% superiores a los del mes de febrero del 2020, a pesar de registrar volúmenes de ocupación superiores a los de antes de la crisis en el caso del alta Ribagorça (+1,3%), iguales en el caso de la Cerdaña (0,0%) y sensiblemente inferiores en el caso del Solsonès (-0,8%). Se evidencia así la dependencia de estas comarcas de los mercados laborales de otros territorios en los que el ritmo de recuperación de la crisis no está siendo tan positivo.
Para sintetizar esta información, se ha creado un índice sintético de recuperación que mide el comportamiento de estos dos indicadores -afiliaciones y paro- y simplifica el análisis del nivel de recuperación económica de cada una de las comarcas catalanas. Así pues, se ha decidido normalizar ambos indicadores y unificarlos dando un peso del 50% a cada indicador. Se obtiene así un índice que va del 0 al 100 en el que el cero es el peor comportamiento y el 100 significa la recuperación más rápida de entre las 42 comarcas de Cataluña.
Siguiendo esta explicación, la tabla siguiente muestra como la comarca que ha registrado un mejor comportamiento durante la crisis ha estado Osona, la cual ha estado capaz de registrar el mayor incremento de la ocupación (2,0%) y el menor aumento del paro (12,0%). Por el contrario, la comarca en peor posición es la Selva que, con un 6,2% menos de ocupación, sitúa el nivel de paro un 30,9% por encima del que se situaba el febrero del 2020.
Principales conclusiones sobre el modelo de desarrollo económico y la competitividad de las comarcas Penedesenques
Alt Penedès
Los retrocesos causados por la crisis de la covid-19 en muchos de los indicadores que integran el índice de Competitividad han hecho que aquellas comarcas con mayor capacidad de resistencia y adaptación al choque hayan estado las que han registrado un mejor comportamiento de sus niveles de competitividad.
Es el caso del Alt Penedès, que ha visto como muchos de sus indicadores caían menos de lo que lo hacían al resto de comarcas y que incluso crecían en un contexto adverso. Estos dos elementos han hecho que la comarca pasara de la 15.ª a la 12.ª posición del ranking de competitividad comarcal, devolviendo en el Alt Penedès a la posición que ocupaba antes del 2019. Esto ha sido posible gracias al aumento de 2,9 puntos del índice comarcal, un incremento cuatro veces superior a la variación mediana respecto al 2019.
Durante el 2020, la diversificación económica del Alt Penedès y su capacidad de innovación, que ya se planteaban como dos de los pilares de la competitividad comarcal, han sido los garantes de la conservación de los puestos de trabajo en el periodo de crisis causada por la pandemia. Este buen comportamiento durante el 2020 va acompañado de factores que sitúan a la comarca en una muy buena posición competitiva, gracias a la disponibilidad de espacio para acoger nuevas actividades económicas y gracias a su localización estratégica respecto a las principales infraestructuras de transporte y comunicaciones. Este buen posicionamiento, pero, está convirtiendo en la comarca en un polo de atracción de actividad logística, una actividad con bajos requerimientos formativos, bajos salarios y con elevadas necesidades de suelo. Una proliferación excesiva de esta actividad puede hacer menguar uno de los principales factores de competitividad del Alt Penedès –la disponibilidad de espacio-, sin incrementar la productividad del tejido productivo de la comarca.
La comarca también encuentra escollos en su competitividad en el desajuste entre la cualificación de la población y los requerimientos del tejido productivo. Se frena así la posibilidad de crecimiento de las empresas locales y su capacidad de innovación al no encontrar mano de obra con la pericia necesaria. En este mismo sentido el escaso desarrollo de los servicios de apoyo empresarial también limitan la competitividad del tejido productivo, que no encuentra empresas que lo acompañen en los procesos de modernización, digitalización, innovación, etc. Ante estas dificultades, el impulso de la formación en actividades de apoyo a las empresas y el acompañamiento en la puesta en marcha de nuevas iniciativas empresariales puede dar respuesta a las necesidades del tejido productivo y reforzar el emprendimiento, un aspecto en el cual la comarca presenta un importante margen de mejora.
Los elevados niveles de consumo de recursos y de generación de residuos por parte del tejido productivo y de la población ponen en evidencia la necesidad de desarrollar el sector de las actividades relacionadas con la conservación del medio ambiente. Actividades como el reciclaje, la instalación de fondo de energía renovables, la mejora de la eficiencia energética o el impulso de la economía circular son actividades que mejorarían la sostenibilidad del modelo de desarrollo del Alt Penedès en el medio y largo plazo.
Baix Penedès
Durante el 2020 la competitividad de las comarcas catalanas ha registrado un adelanto muy escaso, con una variación mediana de tan solo 0,7 puntos. Esto ha hecho que todo y el estancamiento registrado por el Baix Penedès, la comarca haya estado capaz de mantener la 17.ª posición lograda durante el 2019. Una posición que es, de hecho, la más elevada desde el 2015.
El Baix Penedès continúa registrando el crecimiento demográfico más grande de Cataluña, una dinámica que incluso se podría ver acelerada por los nuevos flujos de población de las grandes ciudades hacia los municipios más pequeños que está generando la covid-19. A pesar de tener aspectos positivos en cuanto al incremento del mercado interno, este crecimiento demográfico puede tener efectos negativos si no se acompaña de una apuesta por la atracción y generación de nuevas actividades económicas capaces de generar un número suficiente de oportunidades laborales en la comarca. Profundizar en la especialización residencial del Baix Penedès hará todavía más graves los problemas de paro que sufre la comarca.
La localización de la comarca a un enclave estratégico y la disponibilidad de suelo destinado a la actividad económica pueden ser los elementos centrales de una estrategia de atracción y de apoyo a la creación de nuevas iniciativas empresariales del ámbito de las comunicaciones, la consultoría, el marketing o la digitalización. Esto haría posible no solo la creación de nuevas oportunidades laborales en la comarca, sino también la creación de un ecosistema que refuerce la competitividad del tejido empresarial local. La viabilidad de esta estrategia también dependerá de la existencia de mano de obra cualificada, es por eso que hay que acompañar el impulso del emprendimiento y la atracción de nuevas empresas con el abordaje de la formación y del seguimiento de los estudios por parte de la juventud y de la recalificación de la población desocupada.
Ante las características del tipo de asentamiento residencial que ha predominado durante las últimas décadas en el Baix Penedès, hay que poner en marcha políticas innovadoras que hagan frente a los retos del consumo de agua, de la generación y la gestión de residuos y de la movilidad, para reducir el impacto ambiental y garantizar el acceso al mercado laboral en toda la población sin que esta dependa del vehículo privado.
Garraf
El 2020 ha vuelto a situar el Garraf en la 9.ª posición perdida durante el 2019. El incremento de 0,8 puntos del Índice de Competitividad y Sostenibilidad ha hecho que la comarca se mantuviera por encima del Baix Camp, su competidor más directo, y que se acercara al Maresme, que actualmente ocupa el 8.º lugar de la clasificación. Con esta novena posición la comarca vuelve a su mejor clasificación, lograda por primera vez el 2015, consolidándose cómo una de las comarcas más competitivas de Cataluña.
Cómo se ha apuntado en ediciones anteriores, el actual modelo de desarrollo urbano que está siguiendo la comarca está generando una creciente especialización residencial de baja densidad que tiene graves consecuencias tanto sobre el medio ambiente como sobre el tejido social y productivo del Garraf. La competencia entre los usos productivos y residenciales por el escaso espacio disponible está comportando el encarecimiento del precio y, por lo tanto, dificultando la llegada y el surgimiento de actividad económica, que no genera rentas del suelo tan elevadas como las de la construcción de viviendas. La construcción de viviendas está, pues, consumiendo uno de los recursos más escasos de la comarca, sin un retorno adecuado a medio y largo plazo. Hace falta que el Garraf repiense su modelo de desarrollo, preservando espacios para la actividad económica. Esto permitiría acoger nueva actividad económica capaz de generar oportunidades laborales y reducir los actuales niveles de desocupación que sufre la comarca. También hay que poner en marcha medidas innovadoras para reducir los consumos de agua y energía y la generación de residuos de las urbanizaciones, así como planes de movilidad que garanticen la accesibilidad en toda la población reduciendo la dependencia del vehículo privado.
Otro aspecto capital es lo del seguimiento de los estudios post-obligatorios por parte de la juventud. El bajo nivel actual de matriculación en los estudios de especialización puede acabar generando desequilibrios importantes en los próximos años. Hay que revisar la oferta y la demanda formativa actual para incentivar a las personas jóvenes a seguir cursando estudios superiores. Finalmente, hay que impulsar el autoempleo como medida alternativa al paro por determinados colectivos, así como reforzar la atracción y el impulso a la creación de nuevas iniciativas empresariales intensivas en conocimiento y tecnología que doten en la comarca de un entorno productivo competitivo. Para que esto sea posible el Garraf cuenta con una población con un elevado nivel formativo que actualmente depende de los mercados laborales otras comarcas. De este modo sería posible retener en esta población que actualmente entra y sale de la comarca diariamente.
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