- Gran divergencia entre la inflación general y la subyacente
- Cataluña es la comunidad donde menos sube la tasa anual, con un aumento de siete décimas
A medida que la economía se va recuperando, se observa un repunte en el IPC que corrige, en parte, la disminución del año anterior, derivada de la fuerte caída de la demanda agregada como consecuencia del confinamiento y del cese casi total de la actividad, que se reflejó en caídas significativas del IPC y, especialmente, del precio del petróleo, que en algunos días cotizó con valores próximos a cero.
El IPC continúa subiendo en abril, con una variación anual de 2,2%, casi un punto superior a la registrada en marzo, y la más elevada desde octubre de 2018. La variación mensual, es decir, de abril respecto a marzo, es de 1,2%, en línea con el incremento del mes de marzo (+1,0%).
Destaca, como principal influencia al alza, el aumento de los precios de la vivienda por el incremento del precio de la electricidad, frente a la disminución del mes de abril de 2020. También el precio del transporte debido a que los precios de los carburantes y lubricantes para el transporte personal bajaron en el mismo período del año pasado.
Por otra parte, la inflación subyacente (índice general sin alimentos no elaborados ni productos energéticos) bajó hasta el 0% en abril, más de dos puntos por debajo del índice general, es decir, que la única fuente de aumento en el IPC viene dada por los componentes más volátiles de la cesta de consumo, especialmente de la energía.
En Cataluña, el IPC de abril sube un 2,0%, frente al incremento del 1,3% del mes anterior. Hay que señalar, que la tasa de inflación en Cataluña es de la más bajas de todas las CA (excepto Ceuta, Canarias y Madrid: +1,8%).
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