Sobre finales de 2016 el nivel de precios recuperó un ritmo de expansión más próximo a las metas de inflación del BCE, dejando atrás posibles escenarios de deflación y los registros negativos en la variación del IPC. Así, la inflación general ha superado la subyacente por primera vez desde mitad de 2014, llevando el diferencial de precios con la Eurozona a terreno positivo. El índice general de precios, en términos anuales, cerró el mes de diciembre del año pasado con un incremento superior al esperado: del 1,6% en España y del 1,9% en Cataluña. Estas tasas han sido, en ambos casos, 9 décimas más elevadas que las registradas en el mes de noviembre, y representan el valor más alto observado desde la segunda mitad de 2013.
En este contexto, en los últimos meses se fue reducido el diferencial de precios negativo que España mantenía con la Eurozona, hasta registrar un valor positivo en diciembre de 2016, cosa que no se observaba desde julio de 2013.
Cabe recordar que diferenciales positivos de inflación con el resto de los países del euro pueden implicar un castigo a la competitividad de los productores locales, por lo que sería recomendable continuar con políticas de moderación salarial ya que constituye un elemento importante para la generación de empleo y aumento de la competitividad.
Es importante destacar, que el aumento en la inflación se debe a que al cierre de 2016 los precios de los bienes y servicios relacionados con el petróleo subieron, mientras que a finales de 2015 el precio de este commodity registró una caída de aproximadamente un 50%, provocando así un efecto escalón muy importante en la evolución del IPC.
Por tanto, el repunte de la inflación en diciembre pasado –que fue de 0,6% mensual– se puede explicar, en gran medida, por un incremento de los precios asociados a la energía (que es uno de los componentes más volátiles de la cesta de la compra), teniendo en cuenta que carburantes y lubricantes junto con electricidad, explican un 65% de la variación mensual del IPC de diciembre.
Los grupos que han tenido una mayor influencia al alza del IPC general para España han sido: transporte, ya que los precios de los carburantes y lubricantes han aumentado frente al descenso del mismo mes en 2015; vivienda, debido al mayor incremento de la electricidad y del gasóleo para calefacción y el gas; ocio y cultura por la subida de los viajes organizados; y alimentos y bebidas no alcohólicas, por el aumento de los precios de las legumbres y hortalizas frescas.
Cabe mencionar, que la inflación subyacente –índice general sin alimentos no elaborados ni productos energéticos– ha acelerado su ritmo de aumento en un par de décimas, manteniéndose en torno a los niveles anteriores. De esta forma, el precio de los componentes más estables de la cesta de la compra se ha incrementado un 1,0% en términos anuales y el diferencial entre la inflación general y la subyacente, ha sido positivo por primera vez desde junio de 2014.
Por otra parte, al considerar el indicador de inflación armonizado (IPCA) –que permite realizar una comparación con la evolución de los precios en la Eurozona– se aprecia que el diferencial de inflación con la Unión Monetaria, también ha sido positivo ya que el IPCA en Europa se ha incrementado un 1,1%, mientras que en España ha subido un 1,4%, en términos anuales.
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