- El diálogo ‘Por un nuevo contrato social contra la desigualdad’, impulsado por la Sociedad Barcelonesa de Estudios Económicos y Sociales de Foment del Treballo, se ha celebrado esta mañana en el Palacio Macaya de Barcelona en el marco del ciclo de conferencias ‘El Progreso en el siglo XXI’.
- Este encuentro es la segunda de un ciclo de seis conferencias, que cuenta con voces autorizadas del ámbito político, social, económico y cultural del país, y que pretende destacar que, sin una lucha decidida contra las desigualdades; el progreso económico, científico, tecnológico y cultural no será posible en el siglo XXI.
Esta mañana ha tenido lugar el segundo diálogo enmarcado en el ciclo de conferencias ‘El Progreso en el siglo XXI’, impulsado por la Sociedad Barcelonesa de Estudios Económicos y Sociales de Foment del Treball, en el Palacio Macaya de Barcelona. Bajo el título ‘Por un nuevo contrato social contra la desigualdad’ la viceprimera secretaria del PSC, vicepresidenta segunda del Parlament de Cataluña y miembro del Patronato de la Fundación Rafael Campalans, Eva Granados, y el economista, Antón Costas, han abordado varias cuestiones como la necesidad de renovación del contrato social, la COVID-19 y las desigualdades, el precio de la igualdad, el papel de la política para combatir la desigualdad o la calidad democrática. El encuentro lo ha introducido el presidente de Agbar, Àngel Simon, y lo ha moderado el filólogo y escritor, Jordi Amat. Esta charla es la segunda de seis que se irán sucediendo en los próximos meses.
Durante su intervención, Eva Granados ha destacado que “la desigualdad es un mal negocio no solo para la cohesión social, sino también para la economía, puesto que los problemas que se derivan de ella restan eficiencia al país y, por extensión, perjudican a todos sus ciudadanos”. Ha añadido que “la pandemia del COVID-19 ha hecho que muchos ciudadanos se vean ante el espejo y tomen conciencia de que los retos actuales y de futuro no se pueden resolver desde la individualidad, sino que hay que apostar por el colectivo”. En este sentido, ha señalado la formación y el acceso a la vivienda como algunos de los ámbitos en que, a parecer suyo, es más urgente actuar para evitar que la pobreza se enquiste en determinados sectores de la sociedad. En el caso de la formación ha detallado que es la base de la igualdad de oportunidades y a la vez la palanca de acceso a ocupación de calidad, el que por extensión beneficia a los sectores productivos. En el caso del acceso a la vivienda, ha dicho que es uno de los principales problemas que arrastra España y una fuente de exclusión social.
Por su parte, el economista Antón Costas ha subrayado que el contrato social tendría que verse como la forma en cómo se reparten los riesgos de vivir en una sociedad de economía de mercado. “En las próximas décadas tenemos que buscar un reparto equilibrado entre individuos, empresas y estado”. Además, ha dicho que la desigualdad es un disolvente poderoso que desdibuja el contrato social que tiene que haber en una sociedad. En este sentido ha añadido que “no podemos afrontar la desigualdad solo a través de una redistribución de la riqueza más fuerte, sino que hay que capacitar a la gente joven para que cambie sus habilidades a medida que cambia la producción”. Por último, ha destacado que si queremos afrontar la lucha contra la desigualdad y actualizar el contrato social es necesaria una nueva mentalidad y establecer conceptos nuevos como por ejemplo inversión en vez de gasto, y llevar este pensamiento en gran parte de los proyectos sociales.
El presidente de Agbar, Àngel Simon, que ha hecho la presentación del debate, ha afirmado: “En momentos de complejidad como el actual, es fundamental impulsar el contrato social para combatir la desigualdad, que establezca las bases de cómo nos tenemos que relacionar como sociedad, con el papel fundamental de las empresas, en colaboración con las administraciones y con la implicación de la ciudadanía”.
El contrato social
Después de la primera sesión del ciclo dedicada a la lucha contra la desigualdad como factor del progreso económico, este diálogo ha servido para continuar reflexionando sobre esta cuestión pero desde otra perspectiva. Se ha vinculado la necesidad de renovación del contrato social, tomando como punto de partida a quien lo definió en 1762, el pensador ilustrado Jean-Jacques Rousseau. El tipo de contrato que él define es el que tendría que posibilitar al individuo vivir libremente en sociedad, pero este no es todavía un contrato vinculado en nuestra noción de igualdad. Será con el paso del tiempo, y este tiempo es el del despliegue de la industrialización y también del conflicto social en sus múltiples formas, cuando aquella idea inicial de contrato social se irá ensanchando hasta ir integrando, además de la libertad, también la noción de igualdad.
La Sociedad Barcelonesa de Estudios Económicos y Sociales pone de relieve que este proceso de integración es el que al fin configuró el Estado del Bienestar tal como lo conocemos. Un estado que, según la tesis de Tony Judt, que configuraron políticos de militancia democristiana durante el momento socialdemócrata posterior a la Segunda Guerra Mundial. Un estado que universalizó, fundamentalmente, la enseñanza, la sanidad, las pensiones y el subsidio del paro. También destaca que fue gracias a esta universalización que, a diferencia de lo que había pasado hasta aquel momento, con unas consecuencias trágicas, las clases medianas se religaron a las instituciones de la democracia liberal, consolidándose así uno de los periodos de estabilidad más largos de la historia europea. Un periodo durante el cual la hegemonía económica occidental casi no fue disputada. Y no como por ejemplo que, desde la resaca de la crisis del 2008, intensificada por la de la COVID-19, a muchos países de Occidente las clases medianas se van distanciando de aquellas instituciones. La Sociedad Barcelonesa destaca también que no lo hacen porque sí. Lo hacen, probablemente, porque han percibido que el contrato, ni que fueran solo algunas de sus cláusulas, se iba rescindiendo en paralelo con el aumento progresivo de las desigualdades. Además, considera que aquello que está progresando son las desigualdades, no el bienestar. Y en la medida que el Estado del Bienestar se adelgaza, el contrato social se debilita.
6 conferencias sobre el progreso en el sigle XXI
Teniendo en cuenta el contexto actual, los seis encuentros enmarcadas en el ciclo ‘El Progreso en el siglo XXI’ pretenden poner el foco en que sin una lucha decidida contra las desigualdades, el progreso económico, científico, tecnológico y cultural no será posible en el siglo XXI. La Sociedad de Estudios Económicos y Sociales de Fomento cree que los objetivos de desarrollo sostenibles ODS 2030, que se establecen como factores clave en la lucha contra la pobreza, el hambre, la salud, la energía, la lucha contra el cambio climático o la producción y consumo responsable, nos ponen sobre la pista que no será posible mantener el ideal de progreso sin una agenda social capaz de abordar el problema de las desigualdades.
A lo largo de todo el ciclo de conferencias es el economista, Antón Costas, quien ha dialogado y dialogará con las voces más autorizadas del ámbito político, social, económico y cultural. Lo hizo con el presidente del PP, Pablo Casado, que protagonizó el primer diálogo, y lo hará con personalidades como la presidenta de la Fundación COTEC y exministra Cristina Garmendia. El objetivo es abordar con todos ellos la relación directa en progreso y la lucha con la desigualdad social. Charlas que, desde diferentes ángulos políticos y sociales, buscan la recuperación de valores cívicos como la solidaridad, la fraternidad, la colaboración o la cooperación para hacer frente a los retos que tenemos como sociedad para encarar el futuro.
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