No podemos renunciar al progreso que aportan las infraestructuras, y más cuando nos faltan
Foment del Treball ha pedido reiteradamente que se prioricen las infraestructuras públicas y privadas vitales para el país y para su desarrollo, que le permitan competir internacionalmente y reducir su déficit histórico denunciado por la sociedad civil catalana. No podemos renunciar al progreso que aportan las infraestructuras, y más cuando nos faltan. Por eso, hay que trabajar para lograr los consensos necesarios para llevarlas a cabo.
Por eso, Foment ha impulsado y participado con más de doscientas entidades el pasado 2 de junio en el acto de ESADE “Todos con la ampliación del aeropuerto”, con la convicción profunda de que Cataluña necesita políticas de crecimiento, que permitan dinamizar la economía a la vez que favorecer la cohesión social. Sin creación de riqueza no se posible su redistribución, ni personal ni territorial. Sin creación de riqueza el estado del bienestar acontecerá insostenible.
No hay que recordar que la ampliación del Aeropuerto del Prat implicaría una inversión de 1.600-1.700 millones de euros en una infraestructura que tiene incidencia en el PIB de Cataluña, de 5 mil millones de euros anuales, con una incidencia en el mercado de trabajo próxima a los 300.000 puestos de trabajo, entre directos e indirectos. Con su ampliación, el Aeropuerto de Barcelona se convertiría en el “hub” intercontinental por el cual hemos venido luchando durante años. “Hub” que, además, potenciaría los aeropuertos de Reus y de Girona-Costa Brava. Es por eso que la ampliación del Aeropuerto responde a una necesidad de interés general, social y económico, y reclama el consenso de todas las administraciones y de las poblaciones implicadas.
Existe un amplio consenso alrededor de la ampliación. La publicación hoy de una encuesta ratifica que la gran mayoría de los catalanes son favorables a una ampliación que comporta progreso económico y progreso social, potenciando la estructura económica y favoreciendo la creación de ocupación.
Es por eso que Foment del Treball manifestó su indignación y perplejidad ante la renuncia del gobierno de Cataluña y del gobierno de España –este, durante cinco años- al desarrollo de la infraestructura, con la interrupción del diálogo y las negociaciones exigidas por las competencias concurrentes sobre la materia.
Tal como se ha podido saber en las últimas semanas, ni los imperativos medioambientales que pretenden garantizar la biodiversidad, ni las consideraciones regulatorias aeroportuarias constituyen obstáculos insuperables para la ampliación del aeropuerto.
El hecho de que el Gobierno catalán y el Gobierno central justifican su dejación o renuncia al proyecto basándose respectivamente en unos y en otras tiene más, por lo tanto, de excusa que de justificación. Y pone de manifiesto una sorprendente carencia del liderazgo que el Estatuto y la Constitución les atribuye al encargarles la dirección de la política interior del país. Y, por lo tanto, la proyección y desarrollo de sus infraestructuras básicas para la internacionalización y el desarrollo económico, y para la creación de puestos de trabajo. Todo parece indicar que los respectivos gobiernos y los partidos que los apoyan han tenido mes en consideración sus intereses políticos cortoplacistas, que el interés general.
La política es negociación, buscar puntos de encuentro, ante un proyecto que tiene que acontecer estructural y no coyuntural. Es perfectamente factible diseñarse y ejecutarse las contrapartidas medioambientales que garanticen el visto y aprobado de la Comisión Europea al proyecto; del mismo modo que pueden ampliarse los plazos previstos en la regulación aeroportuaria para la aprobación del Documento de Regulación Aeroportuaria (DORA) que tendría que incorporar la ampliación del Aeropuerto del Prat. Todavía estamos, pero no se puede perder porque la realidad no espera y un proyecto a largo plazo, con proyección de futuro, no puede quedar determinado por la política a corto. Hay que pensar con altura de miras. El futuro industrial y económico no depende solo de los presupuestos, sino que depende de la fijación de un proyecto de país.
Se tienen que convocar inmediatamente las Mesas Técnicas sobre el aeropuerto, que son el ámbito en el cual se puede acordar la mejor alternativa para conseguir los objetivos sobre los cuales ya hay consenso: convertir el aeropuerto en hub intercontinental, respetar el uso de pistas actual para minimizar el impacto acústico y encontrar soluciones que compensen las potenciales afectaciones medioambientales.
A continuación del trabajo de las mesas técnicas, se tiene que elaborar rápidamente el nuevo Plan Director e iniciar su tramitación ambiental; permitiendo el inicio de las obras en el menor plazo posible, siempre antes de que se produzca la saturación de las instalaciones actuales. Lo mismo hay que hacer con la Ciudad Aeroportuaria.
Por eso Foment del Treball desde la convicción de que la inversión al aeropuerto es todavía posible, insta y reclama en los gobiernos de España y de la Generalitat que recuperen sin más dilación la negociación para aprobar el plan de inversiones al aeropuerto de Barcelona, el gran proyecto de ampliación. Diálogo, negociación y pacto. Este es el camino. Hay que hacer política con determinación. Hay que asumir riesgos y críticas. Esconder los problemas no quiere decir que desaparezcan. Si El Prat no crece, otros aeropuertos lo harán lo cual irá en detrimento del papel de Barcelona, y Cataluña, en el mundo. No estamos para perder oportunidades. Ni Cataluña, ni España.
Comments are closed.