Resumen:
En los últimos meses la coyuntura económica se ha caracterizado por un empeoramiento progresivo del entorno económico (recesión técnica en EE. UU. y fuerte deterioro del crecimiento en China, por ejemplo), con un incremento de la incertidumbre muy relevante, lo que ha implicado una nueva revisión a la baja de las previsiones de crecimiento económico y al alza de la inflación.
En este contexto, se prevé una significativa moderación del crecimiento de la economía en otoño.
El elemento más destacable ha sido que en los meses de junio, julio y agosto, se registró una inflación desbocada, asociada especialmente al fuerte aumento del precio de la energía, que está llegando con bastante intensidad al resto de sectores, como lo muestra la elevada inflación subyacente. La gran dependencia en toda Europa del gas ruso, con importantes dificultades para sustituirlo a corto plazo, principalmente de cara al próximo invierno, no permite vislumbrar una rápida corrección de esta tendencia en los precios.
Es importante señalar que, a impuestos constantes, la inflación hubiera sido aún mayor, por lo que se aprecia la efectividad, aunque moderada, de las medidas puestas en marcha para paliar la subida de precios, aunque las mismas se podrían haber implementado de manera más oportuna ya que los efectos no parecen haber sido suficientes.
Por otra parte, el fuerte incremento de los precios de la energía también tiene sus consecuencias en el déficit comercial de bienes, que se multiplica casi por seis en el primer semestre de 2022 respecto a igual período de 2021, siendo que al considerable déficit energético se le suma ahora un saldo no energético negativo. Aunque las exportaciones subieron 24,8%, en volumen, el aumento fue del 6,6%.
Asimismo, se está produciendo un importante crecimiento de la recaudación tributaria. Estos incrementos coyunturales tan significativos de los ingresos tributarios deben repercutir en una política tributaria que beneficie y no castigue la actividad productiva. Tal y como señala el FMI, la principal medida de política pública debe ser la restauración de la estabilidad de precios, toda vez que se proteja a los sectores más vulnerables, entre los que se encuentran también las empresas, que son las generadoras de empleo. Además, en Europa, la política monetaria contractiva reaccionó de forma tardía, a diferencia de EE. UU., toda vez que habrá que modular su incidencia sobre la actividad económica y sobre el
elevado nivel de endeudamiento de muchas economías.
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