El balance de 2024 deja un crecimiento heterogéneo entre las principales economías mundiales. Destaca la solidez de EE.UU., la debilidad Alemania y la moderación de China, por ejemplo. Europa, en este contexto y en su conjunto, registró un débil crecimiento.
Las perspectivas, por tanto, para 2025, se enmarcan en un contexto de elevada incertidumbre y de crecimiento inercial. Se estima un menor ritmo en España y una mejora suave en el entorno europeo.
La situación geopolítica actual cambiante podría tener repercusiones económicas en materia de comercio internacional (choques de oferta negativos, aumento de aranceles, aumento de precios), que en el caso de España y Cataluña serían contenidas en magnitud y sectores afectados, pero que, por la vía de los efectos indirectos, a través de nuestros principales socios comerciales, podrían ser mayores.