La economía muestra una desaceleración, especialmente a nivel internacional y, también, para el conjunto de la economía española y catalana, aunque menor de la prevista, porque en los meses anteriores, las estimaciones apuntaban a un menor crecimiento e incluso a un posible decrecimiento. Esta desaceleración se da en el consumo y también en la inversión, con una menor tasa de crecimiento en el empleo.
Los organismos internacionales cuantifican un crecimiento global del 3,4% en 2022 y un crecimiento algo más moderado en 2023, del 2,9% y mantienen esta misma senda de cara a 2024, de un crecimiento del 3,0%. No estamos frente a una fase recesiva del ciclo, sino ante un crecimiento relativamente más moderado, pero sostenido en el tiempo. La inflación seguirá siendo, al menos durante el 2023, uno de los problemas que aún perdure durante este año, dado que ya empiezan a notarse sus efectos en la política monetaria restrictiva y, por tanto, en la desaceleración todavía moderada de la disminución del ritmo de crecimiento de los precios. Se estima que, muy probablemente ya para 2024, la tasa de inflación se sitúe con valores cercanos al 2,0%.
