Con la normalización de la política monetaria, el foco pasa ahora a la política fiscal y a las reformas estructurales. Toma fuerza el escaso crecimiento de la productividad, por lo tanto, el crecimiento económico no supone avances en la renta per cápita sino en la creación de empleo, lo que pone de manifiesto la necesidad de desplegar los informes Letta y Draghi.
En España se aprecia una mejora de los desequilibrios macroeconómicos, como la inflación -el indicador adelantado del IPC sitúa su variación anual en el 2,4% en noviembre- o el déficit público- hasta el mes de septiembre, el déficit consolidado (sin AALL) ascendió al 1,63% del PIB-, recordando, no obstante, que España mantiene un elevado nivel de endeudamiento público ya que la ratio de deuda respecto al PIB se encuentra en el 105,3%, mientras que la media de la UE es de 81,5%.