La recuperación económica se frena en Europa en el último trimestre de 2020 y en los primeros meses de este año. Países como Francia o Italia caen, mientras que otros como Alemania y España crecen muy moderadamente, después de la fuerte aceleración generalizada del tercer trimestre del año pasado. Otras economías avanzadas registran una recuperación consolidada, como son EEUU, Japón o China.
En este sentido, cabe señalar, que el FMI mejora sus previsiones de crecimiento económico para 2020 y 2021 porque, a pesar de las diferencias observadas entre países, a nivel mundial hay elementos que favorecerán la recuperación, como la política monetaria expansiva, los programas de vacunación y los planes de estímulo fiscal anunciados en EEUU y Japón. Además, el segundo semestre del 2020 fue, en general, mejor de lo esperado inicialmente en tanto la economía ha ido adaptándose a las restricciones sanitarias que el control de la pandemia requiere.
La Comisión Europea, por su parte, tiene unas peores previsiones a corto plazo para Europa, pero mejores a medio plazo. Es importante destacar que actualmente Europa se encuentra en recesión técnica, después de dos trimestres consecutivos de caída intertrimestral del PIB. La diferencia en los ritmos de recuperación entre países se da, no sólo por los distintos programas de ayudas a familias y empresas, sino también por la diferente especialización productiva de cada economía. La evolución de los servicios, a nivel global, está siendo más negativa que la de la industria, por ejemplo, ya que las limitaciones sanitarias tienen especial incidencia en sectores como el turismo y el comercio.
A medida que se vaya haciendo el proceso de vacunación parece que pueda darse un mayor optimismo, que pueda trasladarse a consumo y a demanda interna, a medida que ésta vaya avanzando con fuerza, y también se suavice la tasa de ahorro, que en determinados momentos subió de forma significativa como consecuencia del miedo a la pandemia y a sus efectos sobre la economía. Sin embargo, aunque seguro que podemos ver con optimismo en la mayoría de la actividad económica, no sería menos cierto que perduren cicatrices en el tejido económico y social, que se trasladen en quibras de negocios, pero de larga duración y con incremento de la desigualdad.
