Foment constata, un año más, que la inversión pública en Cataluña ha estado extraordinariamente baja, cosa que limita la inversión empresarial, pues la inversión pública actúa de complemento y catalizador de la privada; perjudica la competitividad de la economía catalana y la calidad de vida de sus ciudadanos; hace perder oportunidades de crear puestos de trabajo, riqueza y bienestar.
El peso de la inversión pública el 2019 respeto el PIB estuvo en España de 2,0%, el tercero más bajo después del 2016 y 2017, y uno de los más bajos de la Unión Europea (media 3,0%).
Esta disminución de la inversión pública en España en un momento de expansión económica se debe a que la reducción del déficit se ha realizado en detrimento de esta. Así, el peso de la inversión pública en el total del gasto público va pasado del 12% el 2007 a menos de la mitad, el 5%, el 2019. Esto ha ocasionado que los presupuestos de infraestructuras y equipaciones estén en mínimos históricos.
A diferencia de años anterior, la Comisión Europea admite más déficit presupuestario si la inversión se efectúa en ámbitos prioritarios, como por ejemplo, construcción/rehabilitación de viviendas, energías renovables o infraestructuras en ferrocarriles.