Cataluña es una de las principales áreas de desarrollo económico del sur de Europa, con un sector industrial y turístico muy potentes. Al estar estratégicamente situada en el Arco Mediterráneo y en la megarregión Barcelona-Lyon (Alicante-Valencia-Barcelona-Marseille-Lyon), llamada también “Eurosunbelt”, y en la confluencia de tres vectores socioeconómicos de crecimiento global (vectores Sur de Asia-Mediterráneo, Euroasiático y el EURER [European Union Locomotive Economic Regions]1), en su territorio se produce un gran volumen interno de movimientos de personas y mercancías (Cataluña como potente red policéntrica de ciudades) y con origen o destino en la Península Ibérica y más allá.
Otros determinantes geográficos condicionan las necesidades de infraestructuras de Cataluña. Podemos mencionar, por ejemplo: la situación fronteriza, una gran longitud de costa, una orografía accidentada (fragmentación comarcal, concentración de población y actividades en la costa, escasez de suelo), la climatología mediterránea (incendios, aguaceros, sequías, turismo estival y fin de semana), desequilibrio de recursos hídricos entre cuencas, limitación de recursos energéticos, etc.
