- Jordi Alberich asegura que “en el contexto actual de reglobalización la prioridad debe ser mejorar la calidad del empleo”.
- El think tank de Foment reclama mejores políticas públicas en la Unión Europea, con una mayor coordinación entre estados.
En octubre de 2019 el Institut d’Estudis Estratègics de Foment del Treball se presentaba con su documento Por un nuevo pacto social. Ante los retos del capitalismo y la democracia. En el mismo se señalaba la voluntad de contribuir a “hacer de la revolución tecnológica y la globalización un generador de riqueza que se traslade a todos los ciudadanos, y no conduzca a una fractura social y un deterioro de la política tradicional tal como viene sucediendo de manera generalizada en el mundo occidental”.
Transcurridos más de tres años, los hechos han venido a avalar las inquietudes del Institut pues, hoy, ya se está hablando de reglobalización, en respuesta a evidentes y graves disfunciones del modelo de economía global de las últimas décadas. El vicepresidente coordinador del IEE, Jordi Alberich, ha asegurado que “en el contexto actual de reglobalización la prioridad debe ser mejorar la calidad del empleo”. Por ello el gran objetivo de la economía catalana debe ser crear puestos de trabajo y mejorar los existentes.
En este contexto, en su reciente reunión de Junta Directiva, el Institut acordó concentrar sus debates y propuestas en los próximos años en cómo generar mejores trabajos. En este sentido, en palabras de su vicepresidente, Jordi Alberich: “las disfunciones que padecemos y que llevan a hablar de reglobalizar, se han sustentado en considerar la reducción sistemática de costes como fin único de la actividad económica global y en situar las fuerzas de la economía global por encima de los marcos institucionales. Ahora no se trata de desandar lo andado, pero sí de reconducir determinadas dinámicas que han mostrado sus carencias”.
Como respuesta a ello, según Alberich “venimos observando cómo a la idea de eficiencia se le añade la de seguridad: ya no se trata de producir más barato, sino que, también, de garantizar el suministro y la provisión de bienes esenciales”. Esta demanda de seguridad adquiere una mayor dimensión a la vista de lo sucedido en los últimos años: la fragilidad energética, la guerra de Ucrania y la necesidad de mayor inversión en defensa o la escasez de un bien tan esencial como el agua, hacen que no podemos confiar exclusivamente en el libre hacer de las fuerzas de los mercados globales.
Para el vicepresidente del IEE “se trata de una seguridad que una parte notable de la ciudadanía europea también busca en la política, apoyando partidos de corte nacionalista o populista. Para evitar esa comprensible búsqueda de amparo en lecturas interesadas de un pasado, es necesario atender aquello que subyace tras el arraigado malestar social”.
Así, la primera prioridad en la nueva agenda de la reglobalización “es generar mejor empleo, más estable y de mayor remuneración”. Para Alberich, “sin ello, resultará imposible reconducir el malestar social y recuperar el buen hacer de la democracia parlamentaria”. Según el Institut, ya hemos comprobado las limitaciones de la generación masiva de trabajo de baja calidad. Y las ayudas públicas, siendo necesarias en determinadas coyunturas, no atacan la raíz del problema: un trabajo decente y suficiente.
Para ello, se requerirá de mejores políticas públicas en cada respectivo estado; de una mayor coordinación entre estados, especialmente en el marco de la Unión Europea; del compromiso de empresas y sindicatos y, también, de un nuevo cuerpo doctrinal pues, en una economía tan abierta y lejos de la gobernabilidad global, el futuro del modelo pasa por su compromiso con el bien común. “Se trata de recuperar la mejor versión del capitalismo, la que va de la mano de la equidad social y la calidad democrática”, mantiene Alberich.
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