La 18a edición del Índex FEGP de Competitividad y Sostenibilidad Comarcal se presenta en un contexto de fuerte incertidumbre ocasionado, por un lado, por los más de dos años desde el estallido de la crisis sanitaria provocada por la covid-19 el marzo de 2020 y de las continúas oleadas por nuevas variantes que han introducido riesgos continuados en el proceso de recuperación y, del otro, por el actual escenario bélico fruto de la invasión de Ucrania por parte de la Rusia de Putin que no ha hecho más que empeorar la situación de inflación que ya se venía registrando durante el segundo semestre de 2021, con el incremento continuado de los precios de la energía y las materias primas. Un contexto que lleva a una revisión a la baja de las perspectivas de crecimiento y que comportará que la salida de la crisis sea más lenta y prolongada en el tiempo.
El otro elemento que incide notablemente en la evolución de la economía es la puesta en marcha de los fondos europeos Next Generation (NGEU) basados en la transformación mediante transiciones hacia economías más sostenibles, digitales e inclusivas. Fuentes que por otro lado tienen que ser la base de la recuperación. Se abre por lo tanto una ventana de oportunidad para transformar las bases de las economías nacionales, regionales y comarcales. Estas transformaciones tienen que permitir afrontar los retos estructurales que tienen los territorios en relación a estas políticas de recuperación. En consecuencia, es importante que estos recursos lleguen a las comarcas menos competitivas, que son las que tienen una menor capacitado de movilizar estos fondos.
Esta edición quiere dar continuidad a la anterior en la finalidad de querer profundizar en los aspectos que tienen que ver con la recuperación y la transformación de las economías comarcales, a pesar de que los datos y los indicadores disponibles todavía no acaban de describir completamente las maneras en que la pandemia ha cambiado el contexto por la competitividad de estas. En consecuencia, el informe de este año pone el foco en recoger las desigualdades en la recuperación económica de los diferentes sectores productivos y también de las diferentes comarcas. Y por tanto, se introduce un análisis en el largo plazo de la competitividad comarcal, para ver si aumenta el gap entre las comarcas líderes y el resto. Y en último lugar, en la identificación de los déficits estructurales que tiene cada comarca para aprovechar bien estos fondos europeos y asegurar un contexto más favorable para competir en una economía globalizada y de mayor valor añadido. Estos análisis estructuran los diferentes capítulos y apartados del informe.
A pesar del contexto de elevada incertidumbre provocado por la invasión de Ucrania y el alza de los precios, se mantienen los ritmos elevados de recuperación de la ocupación
En el momento más álgido de la pandemia -el junio y julio de 2020- la destrucción de ocupación se situó en casi 200 mil puestos de trabajo. Estos meses representan un punto de inflexión en la evolución de la ocupación, coincidiendo con el periodo de verano y la reactivación del turismo. A partir de este momento la tendencia a la recuperación se ha mantenido a rimas elevados e intensificándose en momentos clave, como es el proceso masivo de vacunación iniciado a principios de 2021.la recuperación efectiva se produce el enero de 2022, momento donde la afiliación se sitúa a los mismos niveles de antes de la crisis sanitaria (febrero de 2020).
A finales de 2021, la incertidumbre aumenta debido a las tensiones en los mercados globales de bienes y materias primas y sobre todo por el encarecimiento de la energía, que la invasión de Rusia en Ucrania el mes de febrero no ha hecho más que acentuar el alza de los precios y un contexto inflacionista. A pesar de todo, la ocupación ha mantenido una dinámica expansiva y, incluso, se observa una intensificación en el crecimiento de la afiliación en los últimos meses.
Casi todas las comarcas catalanas han recuperado los niveles de ocupación prepandemia e incluso algunas han salido muy reforzadas
Excepto la Ribera de Ebro, las Garrigues y la Noguera, el resto de comarcas catalanas registran niveles de afiliación superiores a los de antes de la pandemia. Por otro lado, comarcas como el alta Ribagorça, el Baix Ebre, el Gironès, el Tarragonès, Osona y el Moianès muestran niveles elevados de recuperación de la afiliación, que superan el 5% respeto los niveles de febrero de 2020.
La pandemia y los fondos Next Generation para la recuperación han cambiado notablemente las bases del crecimiento económico
Si se analiza el periodo de crecimiento económico previo a la covid-19, el que va de 2013 a 2019, se observa un modelo de crecimiento fundamentado en cuatro pilares: 1) El desarrollo de las actividades de servicios a la producción vinculadas con la mejora competitiva, la innovación y la digitalización (los servicios de información y comunicaciones y las actividades profesionales y técnicas) 2) De las actividades vinculadas al turismo (hostelería y actividades artísticas y de entretenimiento). 3) De las actividades relacionadas con el estado del bienestar (administración pública, sanidad y educación). 4) De la actividad inmobiliaria y la construcción. Y por el contrario hay un retroceso de las actividades financieras y de las actividades vinculadas al sector energético.
En cambio las bases del crecimiento económico entre 2019 y 2022 en Cataluña muestra un patrón fuerza diferenciado dónde, por un lado, se intensifica la creación de ocupación en relación a las actividades que apoyan a la innovación, la mejora competitiva de las empresas y la transformación digital. También se intensifica la creación de ocupación en la administración pública, que es en primero instancia la que tiene que gestionar los fondos Next Generation, y como es de esperar, también se intensifica la creación de ocupación en la sanidad y en los servicios sociales. También experimentan un crecimiento notable las actividades vinculadas con la transición ecológica (el energético y el de la gestión de los recursos y residuos). Por el contrario, la industria manufacturera se estanca, mientras que el sector primario, las actividades financieras y de seguros y la hostelería han registrado una pérdida de ocupación importante.
La transición ecológica y la transformación digital tal y como se está produciendo está aumentando las desigualdades territoriales entre las comarcas rurales y las urbanas
La recuperación registrada hasta el momento muestra un cambio importante en los que han estado en los últimos años los principales vectores de la recuperación, donde el turismo y la actividad inmobiliaria tomaba un lugar importante en el modelo de crecimiento económico protagonizado entre los años 2013 y 2019. Por el contrario, en el periodo pandémico y post-pandémico se observa un mayor protagonismo en la creación de ocupación de las actividades más ligadas a la transición ecológica y digital. Sin embargo, se evidencia una clara desigualdad territorial en el despliegue de este nuevo modelo, sobre todo en cuanto a la transición ecológica, donde el ámbito urbano es el principal beneficiario y en menor medida también el intermedio, mientras que el ámbito rural queda totalmente al margen, cosa que sorprende si se tiene en consideración que la mayoría de proyectos de renovables se concentran precisamente en comarcas del ámbito rural. En cuanto a la digitalización y la innovación, la situación no es tanto negativa, con un adelanto importante de estas actividades en todos los ámbitos territoriales, a pesar de en el ámbito urbano el crecimiento es casi el doble que en los ámbitos intermedio y rural.
El ámbito rural está registrando un proceso notable de reindustrialización, que la pandemia no ha hecho más que acelerar. También ha sido más resiliente a los efectos de la pandemia que el ámbito urbano
En el ámbito rural se mantiene el elevado dinamismo del sector industrial manufacturero que caracterizaba el modelo de crecimiento anterior a la pandemia y, en consecuencia, el proceso de reindustrialización vivido desde 2013 se mantendría a ritmos elevados y la pandemia habría acelerado este proceso. También hay que señalar que el modelo de desarrollo turístico del ámbito rural ha estado más resiliente que los del ámbito intermedio y urbano, modelo fuertemente ligado a la demanda externa mientras que en el ámbito rural es un turismo principalmente nacional. En relación a este punto habrá que analizar como evoluciona este sector los próximos años y el impacto que tendrá el aumento del precio de la energía en los flujos de visitantes extranjeros.
A pesar del interés que a raíz de la pandemia se ha generado para vivir en entornos menos congestionados y más saludables, el ámbito rural muestra dificultados para transformar este interés en una movilización de su stock de vivienda
La evolución de la ocupación de las actividades inmobiliarias mostraría el interés y el incremento de las operaciones de compra- venta que estarían registrando a raíz de la pandemia tanto en el ámbito intermedio, pero sobre todo en el rural, donde la ocupación ha aumentado de forma notable (más del 13,3% entre 2019-2022). Sin embargo, la evolución de los datos del sector de la construcción, a pesar de que crea ocupación en el ámbito rural, muestra una clara dificultad para movilizar el stock de vivienda en este ámbito, a diferencia del que pasa al ámbito intermedio, donde la evolución de la construcción es más positiva y en línea a la evolución de la actividad inmobiliaria.
No hay cambios significativos al frente del ranking, a pesar de que sí hay más movimientos que en otros ediciones del índice
Es difícil encontrar precedentes de fenómenos con una capacidad de transformación y de aceleración de los cambios similar a la que ha tenido la covid-19. Con todo, estas nuevas dinámicas todavía tardarán a consolidarse y a evidenciar sus efectos. Aun así, el alcance de estos pueden mejorar las condiciones por la competitividad sobre todo de aquellas comarcas peor posicionadas, pero el esperable es que los vectores se continúen distribuyendo de manera similar a cómo lo hacían en años anteriores, siendo las comarcas con mercados de mayores dimensiones, mejor accesibilidad a grandes infraestructuras de transporte y comunicaciones, mayor especialización en actividades intensivas en conocimiento y tecnología y con un nivel formativo de la población activa más elevados las que registran niveles de competitividad más elevados. Esta es la principal conclusión que se obtiene de esta edición del índice FEGP, en la que, a pesar de que se han registrado más movimientos de los habituales al frente del ranking, hay pocos cambios en cuanto a la composición de este grupo selecto de comarcas más competitivas.
El 2021 ha sido un año de recuperación de las economías comarcal por el choque provocado por la covid-19, por eso las que fueron más vulnerables en esta edición del índice mejoran posiciones
Las comarcas que han mejorado su situación respeto el 2020 su las que mostraron mayor vulnerabilidad a las medidas para controlar la expansión del virus. Así entre las cuatro comarcas que mejoran en la edición de este año del índice correspondiente al ejercicio 2021 hay: el Arán, el Pallars Sobirà y el alta Ribagorça. La Cerdaña sería la cuarta comarca que no ha empeorado, aun así su situación es de estabilidad. La mejora del Arán es importante puesto que recuperaría e incluso mejoraría su posición respeto ediciones anteriores del índice. El 2020 pasó de la posición 37 a la 42.ª y el 2021 gana 13 posiciones y se sitúa en la 29.ª En consecuencia, se produce un salto muy cualitativo en relación a las condiciones territoriales para competir en el modelo planteado basado en bienes y servicios intensivos en conocimiento y tecnología y orientado al mercado global. El mismo le pasa en la Cerdaña que gana 9 posiciones en el índice, pasando de la 26.ª a la 19.ª posición. Estos sueño los cambios más notables en la edición de este año del índice. Habrá que analizar en próximas ediciones si estos cambios acontecen estructurales o no y si se constatan las mejoras registradas este año.
El análisis de la competitividad a largo plazo muestra como en el último ciclo expansivo de la economía (2014-2019) se incrementó la desigualdad entre las comarcas con un grado de competitividad débil y las que lideraban la competitividad
En esta edición del índice FEGP de competitividad se ha introducido un análisis de las tendencias en el largo plazo en la mejora competitiva de las comarcas, donde se ha querido profundizar sobre dimensiones rural-urbana, la dimensión territorial y el grado de competitividad, para corroborar si las comarcas líderes tienden a aumentar las suyas ventajas o si hay una convergencia.
El resultado es que se constata que hay un aumento muy notable de la competitividad de las comarcas que lideran la competitividad y también de las que tienen un comportamiento moderadamente positivo. Por el contrario, las comarcas que persiguen a las líder (las fuertes) son las que experimentan un menor crecimiento, seguidas de las que se sitúan en el grupo de competitividad débil, que también experimentan un menor crecimiento, evidenciando pues una evolución negativa en la deseada convergencia territorial.
Desde la perspectiva rural-urbana los resultados muestran una mejora de las comarcas de ámbitos rurales ligeramente superior, que incrementan el valor mediano del índice en un 9,0%, frente el 8,6% del ámbito intermedio y el 8,7% del ámbito urbano. Con todo, dadas las posiciones de cada ámbito, serían necesarios incrementos de mayor magnitud al ámbito rural e intermedio para que se produjera un proceso de convergencia con el ámbito urbano, que es el que presenta una posición competitiva global superior.
Desde la perspectiva territorial, el ámbito del Penedès y el de Poniente son los que experimentan un crecimiento más notable en el valor mediano del índice durante el periodo de recuperación que va hasta el año 2019, seguidas de las Tierras del Ebro. Por el contrario, el ámbito del Alto Pirineo y Arán que se sitúa como el menos competitivo de media, es de los que registra una mejora menor en su competitividad. El ámbito Metropolitano registra un incremento mediano ligeramente por encima de la media catalana y que en términos absolutos el distancia todavía más del conjunto de ámbitos analizados, aconteciendo el ámbito con mejores condiciones para competir en un modelo basado en la producción de bienes y servicios intensivos en conocimiento y tecnología y orientado a los mercados globales.
L’Alt Penedès ha registrado una menor recuperación durante el 2021, perdiendo dos de las tres posiciones ganadas en la edición anterior
La posición de la comarca respeto los mercados, la oferta de suelo y las infraestructuras y servicios de transporte existentes atraen inversiones con altos requerimientos logísticos.
Los factores que limitan la competitividad del Alt Penedès se sitúan en el ajuste entre la calificación de la población y la demanda empresarial y en la oferta formativa existente, así como la carencia de emprendimiento que lastra el desarrollo endógeno y la creación de ocupación.
El Alt Penedès pierde dos de las tres posiciones ganadas el 2020. La mayor resiliencia del Alt Penedès al choque económico y social causado por la covid-19 comportó que la comarca registras un mejor comportamiento durante el 2020, mejorando fuerza su posición competitiva. El hecho que la comarca haya registrado una menor recuperación durante el 2021 es la causa que la ganancia registrada, un año después se traduzca en una pérdida de posiciones en el ranking. Con la 14.ª posición se sitúa por última del Pla de l’Estany y por encima del Bages.
Este año el Alt Penedès mejora tan solo en una de las 10 dimensiones y retrocede en seis de las dimensiones restantes, donde los retrocesos registrados han estado notables en casi todas las dimensiones. El más importante se sitúa, como es de esperar, en el dinamismo económico, dado que el Alt Penedès ha pasado de estar entre las comarcas que durante el 2020 registró mejor comportamiento de la ocupación a estar entre las menos dinámicas el 2021. Por el contrario, la comarca ha registrado una recuperación importante del tejido empresarial, que compensa en parte la mala evolución de la ocupación. Otros ámbitos que registran un retroceso importante sueño debidos a un comportamiento negativo en algunos de los indicadores. Los más relevantes son una menor protección de las innovaciones vía patentes, la destrucción de ocupación en las actividades vinculadas a los procesos de digitalización empresarial (las TIC) y un menor seguimiento de los estudios professionalitzadors por parte de los jóvenes. También se observa un retroceso importante en varios indicadores en la dimensión de sostenibilidad medioambiental que muestran un empeoramiento tanto en el consumo de recursos como en la gestión y valoración de los residuos generados en la actividad residencial y productiva.
A pesar de que más moderadas, también se constatan mejoras en algunos de los indicadores que conforman el índice. La más significativa se sitúa en la tasa de paro que es reduce de forma notable en la comarca y se sitúa en el 11,6%. También hay un desarrollo importante de los servicios empresariales avanzados y de los servicios financieros durante el 2021, actividades que su clavo por la mejora competitiva empresarial.
El Baix Penedès vuelve a las posiciones intermedias-bajas del ranking, después de dos años en el grupo de comarcas con un alto componente competitivo. El motivo es la pérdida de dinamismo económico y demográfico durante el 2021
En la era post-covid se debilitan las bases de los crecimiento económico y social de la comarca, trasladándose la preferencia por el cambio residencial de las personas residentes en ámbitos metropolitanos a entornos más rurales.
El modelo de asentamiento residencial predominante en la comarca genera graves problemas desde el punto de vista social y medioambiental.
El Baix Penedès pierde la posición ganada en los últimos dos años, momento en el que ha logrado el mejor resultado desde que se inició la serie el 2003. Así, pasa de la 17.ª posición a la 22.ª durante el 2021. Es decir, pierde cuatro lugares en el ranking de competitividad y vuelve a posiciones que han sido la norma comarcal en la historia del índice.
La explicación de este retroceso sería el mal comportamiento registrado en seis de las 10 dimensiones y solo el adelanto registrado en una de las dimensiones. El retroceso más importante se sitúa en el dinamismo empresarial y el emprendimiento. Con una creación de ocupación de tan solo el 0,1% interanual el 2021, acontece la segunda comarca menos dinámica de Cataluña. Hay que pensar que el 2021 ha sido un año de fuerte recuperación frente el choque provocado por la covid-19 el 2020. La creación de empresa y el emprendimiento a pesar de que muestran una mejora respeto el año anterior, han estado comparativamente inferiores al registrado en el conjunto de comarcas catalanas. Por otro lado, el Baix Penedès que lideraba el incremento poblacional desde 2015, a pesar de que mantiene los ritmos de crecimiento, durante el 2021 pasa a ocupar la 4.ª posición, dejando el relevo del crecimiento poblacional a otros comarcas. Este menor dinamismo ha tenido su reflejo en la actividad constructora, que muestra ritmos más moderados. Otros retrocesos se sitúan en el capítulo de inversiones por parte de la Generalitat en la red de carreteras y en el desarrollo de los servicios medioambientales.
En el capítulo de mejoras, a pesar de que sueño de menor magnitud, hay que destacar como más relevante la reducción de la siniestralidad laboral, seguida de la reducción del consumo de agua industrial en la esfera medioambiental. Entre los indicadores de competitividad hay que señalar la mejora en el seguimiento de los estudios postobligatorios por parte de los jóvenes, el desarrollo de los servicios TIC y financieros, la mejora en la red de carreteras que mejora la posición de la comarca respecto a las principales infraestructuras logísticas y reduce el tiempo de acceso y, por último, el mejor comportamiento registrado en relación a las patentes solicitadas (un indicador que desde hace unos años mantiene una caída importante en el conjunto de Cataluña).
El Garraf con la 7.ª posición en el ranking de competitividad comarcal, obtiene su mejor registro desde que se inició la serie el 2003
Durante el 2021 se impulsa la creación de ocupación y de tejido empresarial, que ha ido acompañada de un crecimiento demográfico.
Es relevando el impulso que han registrado los servicios TIC y de R+D+y, que sueño la clave para reorientar el modelo actual y para adaptarse a los cambios que ha acelerado la pandemia.
Los pilares de la competitividad del Garraf se sitúan en la accesibilidad a los mercados, el espíritu emprendedor y el dinamismo empresarial y la calificación de los recursos humanos.
El principal factor que limita la competitividad del Garraf se sitúa en la disponibilidad de suelo para la actividad económica. Hay que abrir nuevos espacios para la actividad económica y atraer inversiones estratégicas que compensen de actual desequilibrio entre la actividad residencial y productiva.
El Garraf obtiene su mejor posición en el ranking de competitividad y sostenibilidad comarcal desde que se inició la serie el 2003. Durante el 2021 escala dos posiciones, pasando de la 9.ª a la 7.ª posición. Se acerca por lo tanto al conjunto de comarcas que lideran la competitividad en Cataluña.
La mejora se produce en cuatro de las 10 dimensiones analizadas, mientras sufre el retroceso en dos. No obstante la explicación a esta escalada de posiciones viene del buen comportamiento que ha registrado la ocupación y el tejido empresarial durante el 2021, que ha sido un año de recuperación del choque provocado por la covid-19. Hay que señalar que el 2020 fue un año nefasto por la ocupación en la comarca, donde el Garraf se situó entre las comarcas más vulnerables y una en la que se destruyó más ocupación. Pero tanto o más positiva que esta tendencia en el mercado de trabajo ha sido la recuperación del tejido empresarial, que se ha incrementado en un 3,4% interanual durante el 2021, ligeramente por encima de la ocupación. El otro elemento positivo ha sido la evolución demográfica, que sitúa el Garraf entre las comarcas más dinámicas. No obstante, uno de los adelantos más significativos por la importancia que tienen en el contexto puesto-covid actual es el despliegue notable de las TIC, los servicios intensivos en conocimiento y los servicios de R+D+y. De hecho, el impulso de estas actividades han sido el eje estratégico para muchos territorios, puesto que durante la pandemia ha estado clave para mantener e impulsar y reorientar la actividad económica. También se han producido adelantos durante el 2021 en la dimensión medioambiental. En el ámbito industrial en cuanto a la reducción de los residuos generados y su valorización. Y también un desarrollo de los servicios medioambientales. Por último, se ha constatado también una reducción de la siniestralidad laboral, que redunda en una mejor sostenibilidad social del modelo.
Los retrocesos observados durante el 2021 su de menor magnitud y se sitúan en la pérdida de posiciones en relación al desarrollo de los servicios educativos y formativos. A pesar de la evolución del indicador ha estado positiva, se observa como otras comarcas han registrado una mejora más significativa perdiendo el Garraf cuatro posiciones y relegando este indicador a un lugar que no se corresponde con la posición que tendría que ocupar una comarca que sitúa en la calificación de los recursos humanos un eje estratégico de desarrollo. La misma situación se da con el indicador que mesura el seguimiento de los estudios postobligatorios por parte de los jóvenes, que pierde dos posiciones, a pesar de mejorar el indicador en términos absolutos respeto la edición anterior.
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