- És important no encoratjar efectes de segona ronda que puguin minvar la reducció de la inflació i permetre que les mesures adoptades acabin de traslladar-se al nivell de preus general.
- Aquest mes es produeix un efecte base molt rellevant en la inflació ja que va ser al març de 2022 quan es va produir un salt molt important en el nivell de preus després que comencés la guerra a Ucraïna.
El IPC de marzo registró una variación anual de 3,3%, en España y, en Cataluña, de 3,1%, lo que implica un considerable descenso respecto a la inflación de febrero, que fue de 6,0% y 5,6%, respectivamente.
En este sentido, es importante destacar que este mes se produce un efecto base muy relevante en la medición de la inflación ya que fue en marzo de 2022 cuando se produjo un salto muy importante en el nivel de precios después de que comenzara la guerra en Ucrania. Si comparamos el impacto del efecto precio y del efecto base en los meses de marzo de este año y del año pasado, vemos que el crecimiento de la inflación hace un año se debía al efecto precio provocado por la coyuntura que implicó un aumento de precios (sobre todo de la energía y otras materias primas) muy fuerte, frente a una reducción de la inflación actual que obedece exclusivamente al efecto base de la comparación anual.
En la inflación de marzo destacan, como principal influencia a la baja en el IPC del conjunto de España, el descenso de los precios de vivienda (-16,2%) y de transporte (-4,8%). Estas reducciones obedecen, fundamentalmente, a la bajada de la electricidad, del gasóleo para la calefacción, y de los carburantes y lubricantes para vehículos personales.
En el contexto actual, es importante insistir en no alentar efectos de segunda ronda que puedan mermar la reducción de la inflación y permitir que las medidas adoptadas para la contención del precio de determinadas partidas, la subida de tipos de interés de referencia, así como la actual moderación del precio de algunas materias primas y de la energía, acaben de trasladarse al nivel de precios general.
Por otra parte, la inflación subyacente (índice general sin alimentos no elaborados ni productos energéticos) disminuyó una décima más hasta el 7,5%. Consideramos que de la misma manera que el fuerte incremento de los precios ha implicado un rezago al trasladarse a la inflación subyacente, el menor ritmo de avance en la inflación general eventualmente se trasladará a la subyacente.
Asimismo, el indicador de inflación armonizado (IPCA) –que permite realizar una comparación con la evolución de los precios en la Eurozona– se situó en el 3,1%, casi 4 puntos por debajo de la inflación de la Unión Monetaria (+6,9%).
Desde el mes de marzo de 2021 hasta agosto de 2022, la inflación en España fue superior a la de la zona euro, lo que implicaba un detrimento en términos de competitividad para la economía española, pero desde agosto del año pasado esta tendencia se ha revertido y se mantiene actualmente.
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