Artículo de Joaquim Gay de Montellà para La Vanguardia, publicado el 2 de enero de 2017
Es ahora, al inicio de 2017, cuando en verdad se deben superar todas las asignaturas pendientes: el diálogo político debe ser real, la transparencia y la ética deben ser evidentes y generalizadas. Será un mejor tiempo para nuestra sociedad.
A partir de 2007, los ciudadanos y las empresas de Cataluña fueron conscientes de que todo había cambiado en nuestra economía, sobre todo en la deuda familiar, de las empresas y del Estado. Se despertaban bruscamente de una borrachera nacional: los mercados, el sistema financiero, la banca, cajas de ahorro, empresas y familias eran víctimas de una imparable corriente de desesperanza y rechazo. Nuestra economía estaba cuestionada, el sistema financiero en caída profunda, las empresas desacreditadas y las familias en una tremenda preocupación.
¿Seríamos capaces de reaccionar? Primero fueron esas familias que redujeron su gasto, luego el sistema financiero redujo su tamaño -desapareciendo la mitad-, más tarde las empresas adelgazaron y buscaron nuevos mercados exteriores y, finalmente, el Estado hizo reformas para responder a una Europa exigente. Todo ello, gracias al esfuerzo común de los ciudadanos y los agentes sociales, sindicatos y empresarios.
Más tarde, asistimos perplejos a la disidencia en la política: Catalunya, herida de una mala y tardía Sentencia del Tribunal Constitucional en 2010 sobre el Estatut y con un gobierno central ausente del diálogo, iniciaba en otoño de 2012 una trayectoria convulsa e incierta.
Por si ello no fuera suficiente, un conjunto de casos de corrupción política fue desatando la sensibilidad social hasta límites desconocidos. Una parte de la ciudadanía, ofendida en su orgullo y confianza, se abrió a movimientos populistas generando dudas sobre la estabilidad alcanzada con la recuperación de la democracia.
Afortunadamente, y gracias al esfuerzo colectivo, España en general y Catalunya en particular han pasado de crisis a recuperación y de ésta a crecimiento. Es ahora, al inicio de 2017, cuando en verdad se deben superar todas las asignaturas pendientes: el diálogo político debe ser real, la transparencia y la ética deben ser evidentes y generalizadas. Será un mejor tiempo para nuestra sociedad.
En una Europa convulsa por los procesos inmigratorios, con cambios profundos en Italia, Austria y elecciones próximas en Francia, Holanda y Alemania, un Brexit inesperado, y un nuevo mandatario proteccionista en Estados Unidos, nuestra sociedad debe recuperar la presencia y el liderazgo europeo: ser aceptados como uno de los cuatro motores de Europa.
El PIB seguirá creciendo este 2017 –sobre el 2,5%-, las exportaciones seguirán tirando de la economía y seguiremos reduciendo el paro. Así, los empresarios seguiremos comprometidos con el progreso económico para alcanzar cotas elevadas de bienestar social para toda la población.
Venimos de un período de crisis y de recuperación y, ahora, solo con el crecimiento saldremos de nuestras dudas e incertidumbres, dejando atrás las diferencias, las distancias y la migración social, para afrontar nuestro estado de bienestar, mantener las pensiones y generar empleo para los jóvenes.
Comments are closed.