- No pueden salir adelante las medidas anunciadas de gran envergadura sin hablar antes con los sectores afectados, tanto el energético como el financiero.
- Foment muestra su preocupación por la carencia de seguridad jurídica que se deriva del concepto de beneficios extraordinarios empleado por el presidente del Gobierno español.
- No se ha valorado bastante como las medidas anunciadas pueden perjudicar la imagen de la economía real del país y la credibilidad de España como país atractivo para las inversiones
Foment del Treball muestra la preocupación por la carencia de medidas que vayan dirigidas a la economía productiva (empresas grandes, pequeñas, medianas, micros y autónomos), la olvidada en la intervención del Presidente del Gobierno, y que está soportando una subida de precios de sus materias primas que no se está trasladando en su intensidad a los precios al consumidor, reduciendo sus márgenes empresariales.
En este contexto se esperaba una mayor implicación del Gobierno con la economía productiva del país, que lleva muchos meses con la situación de la crisis derivada de la COVID, situación que se ve agraviada con las fuertes subidas de la energía y de las materias primas. Por lo tanto, Foment considera que habría habido que apoyar a las empresas más afectadas.
Foment valora que, sin el apoyo a la economía productiva, difícilmente se resolverá la crisis que sufrimos, por lo cual, estas medidas anunciadas son plenamente insuficientes, e incluso algunas de ellas contraproducentes, como subir los impuestos en tiempos de crisis. Resulta muy curioso, que el Gobierno proponga un plan de impulso y la lectura bursátil es de una fuerte bajada de las cotizaciones.
Así, y de forma supresiva las medidas más centradas al mundo empresarial se han dirigido a castigar dos sectores de la economía, como son el sector eléctrico y bancario-financiero, importantes en la economía, que han sufrido un proceso de reestructuración considerable, especialmente en el caso de este último.
Nuevamente, Foment señala que hay que llevar a cabo una política con un diálogo sincero y abierto entre el mundo empresarial y el Gobierno, que refuerce la confianza mutua, dado que tenemos que trabajar juntos para salir de la crisis y abordar la recuperación, sin estigmatizar o buscando culpables. Para lo cual, tanto a nivel intersectorial, como especialmente con las entidades sectoriales, Foment del Treball quiere mostrar su rechazo a la carencia de diálogo y de comunicación con las medidas anunciadas, que hacen más difícil, el acercamiento de posiciones y la confianza entre las partes.
Con este sectores, el Gobierno ha tenido una relación fluida, como han señalado las respectivas asociaciones sectoriales, siendo extraño esta fuerte afectación innecesaria a los sectores mencionados, desde el punto de vista económico y de resolución de la grave crisis que estamos sufriendo, y que se han visto fuertemente castigados en el mercados bursátiles.
Además, Fomento valora que la imprecisión de las medidas, la incertidumbre y volatilidad elevada del mercado, y la carencia de seguridad jurídica y de la carencia de predictibilidad de las medidas propuestas han amplificado el efecto perjudicial a la imagen reputacional y credibilidad del país, puesto que estas medidas tendrán su impacto sobre los inversores.
En este sentido, Foment cree que hay que recordar que las medidas de septiembre de 2021 han limitado a las eléctricas los incrementos de precios, como bien conoce el Gobierno y las empresas del sector le manifiestan, que la problemática se encuentra en cómo se fija la tarifa eléctrica – PVPC-, por cierto, de forma muy diferente a otros países próximos, en el que se ha sufrido en menor intensidad el incremento de precios. Por lo tanto, la medida anunciada se ve desproporcionada y no ataca la raíz del problema, puesto que no se resuelve esta crisis con subidas de impuestos.
Por otro lado, la normalización de la política monetaria, en un contexto de tipo de interés positivos, que favorecerá el ahorro, no tiene porqué inducir mayores retribuciones al sector financiero, puesto que lo que es relevante es que sea un mercado competitivo. Lo que era extraño eran los tipos de interés nominales negativos, que malograron el ahorro, y el esfuerzo que el sector financiero ha hecho por no trasladar este tipos negativos a la inmensa mayoría del depositarios.
Foment señala que inferir en que la normalización de tipo supone una ganancia para el sector bancario, es no conocer los mercados financieros y bancarios, sin que se pueda entrever un ganancias extraordinarias como se señala por parte del Gobierno. Además, hay que recordar que la Banca en este país paga un tipo del impuesto sobre sociedades más elevado que el general, además de impuesto especial sobre los depósitos.
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