La economía española, tomando los datos de las proyecciones del FMI para los próximos cinco años, proyecta una desaceleración en el ritmo de crecimiento del PIB que se inició en 2015, pasando a crecer por debajo del 3% a partir de este mismo año: según el FMI, la previsión es de un incremento del 2,7% (corregido una décima a la baja respecto de julio). El crecimiento previsto a partir de 2019 será inferior al 2%. El FMI ha publicado su último informe sobre perspectivas económicas (WEO octubre) en el que hace una actualización de sus previsiones de crecimiento para el medio plazo, tanto para la economía mundial, como para cada uno de los países.
Cabe decir, que, en ningún caso se puede señalar que se trate del anuncio de una fase recesiva, sino de la constatación de un crecimiento más moderado de acuerdo con una fase madura del ciclo económico. Sin embargo, al ser una proyección de medio plazo, debe tomarse con la prudencia necesaria.
Adicionalmente, con una política inercial del ciclo económico, sin medidas discrecionales para reducir el déficit público, será muy difícil de mantener la senda de consolidación fiscal. Habrá que evitar la generación de gastos que se trasladen a futuro y ser prudentes en la política tributaria para que, si resulta intensa, repercutiría en menos actividad y, por tanto, en menor creación de empleo.
En este contexto, hay que poner de relevancia que una menor tasa de crecimiento del PIB de la economía española supondrá una moderación en la creación de empleo. La mayor flexibilidad del mercado laboral español ha permitido generar empleo, pero sin la adopción de nuevas medidas, que impulsen la inercia del crecimiento económico, la reducción del paro en los próximos años será muy reducida. La tasa de paro llegará en 2023 a ser del 13,8%, con una reducción anual poco significativa.
la política económica debe ser serena y razonable, para evitar que pérdidas de décimas en el aumento del PIB de España se traduzcan en menores incrementos del empleo, que es el relevante
En otras ocasiones hemos destacado que el empleo es la variable relevante para determinar el dinamismo del consumo privado, y por tanto de la demanda interna, en la economía española. En esta línea, la política económica debe ser serena y razonable, para evitar pérdidas de décimas en el aumento del PIB de España que se traducen en menores incrementos del empleo, que es el relevante. Así, el margen de maniobra debe contemplar este escenario para evitar subidas en los costes de producción y para dar impulso a una política de reformas estructurales que promueva mayores incrementos del PIB y dé mayor flexibilidad a la economía y, por tanto, que se pueda aumentar el empleo con un crecimiento del PIB menos potente.
En las proyecciones del FMI se aprecia la congelación de la tasa de paro en los próximos años, como consecuencia de un crecimiento del PIB menos vigoroso. Y ésta es la variable relevante a modificar sobre este escenario que contempla a medio plazo el FMI.
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