El Barcelonès vuelve a liderar el ranking comarcal de competitividad, pero el Garraf y el Bages entran en las 10 primeras posiciones, en la nueva edición del Índex de Competitivitat de les Comarques Catalanes que elabora anualmente la Federación Empresarial del Gran Penedès (FEGP). Cabe destacar la estabilidad que muestran las comarcas situadas en las primeras ocho posiciones del ranking, posiciones todas ellas ostentadas por las comarcas del ámbito metropolitano y por las capitales de demarcación. Así, la parte alta de la tabla la configuran el Barcelonès, Vallès Occidental, Gironès, Baix Llobregat, Tarragonès, Segrià, el Vallès Oriental y el Maresme. No es hasta la novena posición en la que se producen los primeros cambios de posiciones. El lento crecimiento de la competitividad en Osona, junto con crecimientos registrados en el Garraf y el Bages, han hecho que estas últimas recuperaran una posición cada una (9ª y 10ª respectivamente), dejando a Osona fuera de las diez primeras posiciones. Han presentado el informe en la sede del Foment del Treball el presidente de la FECP, Martí Sistané; el Secretario General Adjunto del Foment, Salvador Guillermo; i David Moreno, coordinador del estudio por parte de la consultora Activa Prospect.
Como en años anteriores, es en las partes medias y bajas de la tabla donde se registran más cambios, fruto de unas diferencias más pequeñas entre los niveles globales de competitividad de las diferentes comarcas. En la parte media, donde las comarcas muestran niveles de competitividad situados entre los 43,9 y los 30,2 puntos, las que durante 2018 han visto crecer más su competitividad han sido la Conca de Barberà y el Ripollès, que han pasado de 30,5 puntos a 36,6, en el primer caso, y de 28,0 a 34,0, en el segundo. Estos incrementos han hecho que la Conca de Barberà haya sido la comarca que más posiciones ha avanzado, pasando de la 30ª a la 23ª posición. El Ripollès, por su parte, ha subido cuatro posiciones, pasando de la 34ª a la 30ª; al igual que el Plan de Urgell y Alt Empordà, que también han mejorado cuatro posiciones cada una.
Del grupo central, las comarcas con peores resultados han sido el Baix Penedès, la Segarra y el Solsonès. En los dos primeros casos, los crecimientos inferiores a 3,0 puntos han hecho que, aunque el Baix Penedès ha incrementado su competitividad en 1,7 puntos hasta los 37,8, acabara perdiendo cuatro posiciones del ranking. Del mismo modo, la Segarra a pesar del crecimiento de 2,3 puntos, ha cerrado en 2018 perdiendo también cuatro posiciones. El caso del Solsonès es un caso extremo, ya que, con un descenso de 4,0 puntos, pasando de 39,0 a 35,0 puntos, perdiendo 14 posiciones, y situándose en la 27ª posición. El empeoramiento de los tres factores relacionados con las condiciones de demanda ha hecho que su Índice de Competitividad volviera a niveles de 2007.
Las comarcas situadas en la parte baja de la tabla y con Índice de competitividad inferiores han mostrado, con dos excepciones, crecimientos de la competitividad por debajo de la media de Cataluña. Aquellas comarcas con mayor crecimiento han sido el Pallars Sobirà y la Ribera de Ebro, gracias a la positiva evolución de los indicadores de escolarización post-obligatoria, el dinamismo del sector inmobiliario y la creación de empresas. Aquellas con comportamientos más negativos, como la Terra Alta o la Alta Ribagorça, han sufrido la destrucción de tejido empresarial en su territorio, empeorando así su competitividad.
El trabajo recibe el apoyo de la Diputación de Barcelona a través de la Agencia de Desarrollo Node Garraf, así como la colaboración de CaixaBank.
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