- En la economía española, afloja la demanda interna, mientras que la demanda externa continúa potente
- Preocupación por el logro de los objetivos de déficit y los compromisos con los socios europeos
- Aunque el empleo crece con fuerza, en el segundo trimestre lo hace de forma más suave en el global de España, excepto en Cataluña
- El FMI alerta: «las divisiones políticas dentro de las economías avanzadas pueden obstaculizar los esfuerzos dirigidos a abordar desafíos estructurales de largo plazo»
La evolución de la economía internacional -especialmente la europea- en el último trimestre muestra cierta desaceleración vez que los niveles de incertidumbre tienden a aumentar con cambios repentinos y destacados en los mercados financieros y el efecto Brexit, en buena parte ya interiorizados por los mercados. En este contexto, en España y Cataluña, el crecimiento en el segundo trimestre mantiene cierto vigor con un 0,8% en tasa intertrimestral, aunque empieza a presentar también síntomas de desaceleración. La demanda interna, en tasa interanual en el segundo trimestre ha disminuido en 8 décimas, pasando del 3,8% al 3%, y hay que hacer especial hincapié en la inversión, que reduce su tasa progresivamente desde el 6,7% en el tercer trimestre de 2015 hasta el 4,0% en el segundo trimestre. La situación, en España, sin duda se ve agravada por la ausencia de gobierno. El presidente de la Comisión de Economía y Fiscalidad de Foment, Valentí Pich, y el director de Economía de Foment, Salvador Guillermo, han presentado estos datos extraídos del último Informe de Coyuntura Económica que ha elaborado Fomento con el análisis de los indicadores de los últimos tres meses.
El crecimiento, aunque atenuado, de la economía española se contextualiza en un entorno de desaceleración de las economías vecinas: Alemania, cae al 0,4% (la demanda nacional en -0,2%); Francia e Italia tienen un crecimiento nulo (0%); Reino Unido mejora en el 2º trimestre, pasando del 0,4% al 0,6%, pero los datos post Brexit muestran disminución en el ciclo, que hace que se haya bajado el tipo de interés al 0,25% (del 0,5% de 2009), aunque los datos más recientes de agosto muestran valores positivos.
Asimismo, se constata también un menor crecimiento en EE.UU (1,2%) de lo esperado: todo apunta a que se reanude la normalización de la política monetaria de EEUU y pueda anunciarse una subida de los tipos de interés por parte de la FED.
Expansión moderada del PIB mientras amainan los vientos favorables
La expansión del PIB en España ha mantenido su ritmo de avance en el segundo trimestre de 2016, fruto del impulso todavía potente de la demanda nacional y de la mejora en la evolución favorable del sector exterior. En Cataluña, durante los primeros meses del año, se ha comenzado a apreciar una ligera moderación del crecimiento del PIB. Además, aunque todavía persisten los denominados vientos de cola, sus efectos positivos, presumiblemente, se irán diluyendo en los trimestres próximos: se produce ya el agotamiento de los impulsos derivados de la disminución del precio del petróleo, de la depreciación del euro, así como de la expansión de la política monetaria europea, e incluso del impulso fiscal que se ha dado en algunos países -como el nuestro- y que ralentizarán en el crecimiento.
De acuerdo con los datos de Contabilidad Nacional, en el segundo trimestre, el PIB español aumentó nuevamente un 0,8% en tasa intertrimestral, igual al crecimiento del trimestre anterior. Respecto al mismo trimestre de 2015, el nivel de actividad económica aumentó un 3,2%, disminuyendo ligeramente. Por su parte, en julio el Departamento de la Vicepresidencia y de Economía y Hacienda publicó el avance del PIB catalán del segundo trimestre de 2016. El crecimiento intertrimestral del PIB de Cataluña habría mantenido con un aumento de 0,8 %, en tasa intertrimestral en el segundo trimestre de 2016, de igual magnitud que el de la economía española, y con un crecimiento económico interanual que se situaría en el 3,5%, tres décimas superior al español.
El crecimiento del PIB en el segundo trimestre vino caracterizado por un aumento de la aportación del sector exterior de 2 décimas (frente a la detracción de 4 decenas de PIB en el trimestre anterior). Esta disminución de la demanda interna del segundo trimestre viene explicada, en gran parte, por la desaceleración muy suave del consumo final de los hogares, que sigue con un crecimiento del 3,6%; por el nulo crecimiento del consumo público -0,1% – y por la desaceleración de la inversión, tanto en bienes de equipos -7,8% – como en construcción -2,1% -, que llevan disminuyendo su tasa de crecimiento desde el tercer trimestre de 2015, en el que se situaron en 11,2% y 7,6%, respectivamente. Desde la óptica sectorial, destacó la desaceleración intensa que sufre el sector de la construcción, que cae desde el tercer trimestre de 2015 del 5,1% al 2,2% del segundo trimestre del 2016 o la disminución en cuatro décimas en el crecimiento de las manufacturas.
Aunque el empleo crece con fuerza, en el segundo trimestre lo hace de forma más suave en el global de España, excepto en Cataluña. Así, en términos interanuales pasa del 3,5% en el primer trimestre al 3,4% en el segundo en Cataluña, mientras que en España pasa del 3,3% al 2,4%. Se crean en el último año 106.200 y 434.400 empleos netos, respectivamente; la contratación fija absorbe del orden de la mitad del incremento neto de asalariados tanto en Cataluña (47,6%) como en España (52,5%).
Por su parte, los precios siguen en terreno negativo, pero acercándose a los valores positivos.
Por otra parte, cabe destacar la fuerte caída de la recaudación del Imp. Sociedades (-85%) e IRPF (-1,9%) asociado a la reforma fiscal, mientras que la recaudación por IVA ha aumentado en 4,5% y los Imp. Especiales en un 4,6%, en línea con la evolución de la coyuntura económica. El saldo exterior se incrementa el primer semestre de 2016 y llega a 6.333 millones de euros, frente a los 959 millones de 2015. Las exportaciones incrementan un 2,3% en España y un 2% en Cataluña en el primer semestre, valores relativamente más elevados que en otros países como Francia (-1,2%), Reino Unido (-5,3%), UE-28 (-0,8%), EEUU (-6,5%) o China (-6 , 9%).
Una de las cuestiones destacadas de la coyuntura económica es la preocupación por las dificultades de consecución del objetivo de déficit público para el año 2016. En mayo, el déficit del conjunto de las administraciones públicas (excepto administraciones locales) en vez reducirse se incrementa y alcanza el 2,20% del PIB, frente al 2,13% que se había conseguido en esta fecha en el 2015. Los únicos datos disponibles en julio son del Estado, y muestran valores aún más preocupantes. Así, hasta julio el déficit del Estado alcanza el 2,66% del PIB, aumentando en un 19,6% lo que había en este periodo de 2015 (2,31% del PIB). Este empeoramiento del déficit proviene esencialmente por la disminución de los ingresos, que caen un 6,9%, ya que el gasto ha tenido una reducción del -1,6%.
Agotamiento de la política monetaria: necesidad de liderazgos políticos reformistas
En este contexto internacional de bajo crecimiento económico, se encuentra ya relativamente agotado el uso de las medidas de incentivo monetario. Ante esta situación, hay que insistir en la necesidad de articular una política económica más cohesionada y de coordinación entre los diferentes instrumentos, como advierte la OCDE. Hay que dejar de cargar casi todo el peso de la política económica en contra la crisis en la política monetaria. Sorprende que el principal agente de la política económica hayan sido los bancos centrales que gozan de mayor independencia. Nuevamente, la OCDE en su informe de perspectivas económicas de junio, señala «que confiar solamente con la política monetaria no ha sido suficiente para generar unos niveles de crecimiento e inflación satisfactorios» e incluso va a más, ya que entendería que pedir aún más la política monetaria sería negativo, por lo que los policy makers deberían asumir con mayor ahínco su responsabilidad pública, mediante un uso más adecuado de los otros instrumentos de política económica, ya sea fiscal -donde exista margen- o especialmente, los de las reformas estructurales. Así expone en su informe la OCDE «actualmente, una mayor relajación de las políticas monetarias podría ser menos eficaz que en el pasado, siendo contraproducente en algunas circunstancias».
Adicionalmente, también muestra su preocupación por el incremento de los riesgos a la recuperación económica derivados de este bajo y persistente nivel de crecimiento; del menor crecimiento del producto potencial -asociado a la menor inversión, y la menor difusión de los avances tecnológicos en la mejora de la productividad, entre otros- ya las medidas proteccionistas adoptadas con la crisis -con mayores restricciones comerciales- a lo que hay que añadir también las mayores incertidumbres en el ámbito político, de diversa índole -terrorisme, conflictos bélicos, brexit, migraciones, … Referido a esta última cuestión, el FMI en su informe de julio menciona «las divisiones políticas dentro de las economías avanzadas pueden obstaculizar los esfuerzos dirigidos a abordar desafíos estructurales de largo plazo y el problema de los refugiados, y existe claramente la amenaza de que se produzca un cambio hacia la adopción de políticas proteccionistas «.
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