- Las previsiones a corto plazo siguen manteniendo el crecimiento de la economía mundial por debajo del promedio de los últimos años.
- En el contexto internacional continúa imperando la incertidumbre, principalmente por el brote del coronavirus que está afectando la economía europea, española y catalana.
- La influencia del coronavirus fue determinante para la cancelación del MWC, en una fase incipiente de esta epidemia, que actualmente está impactando más por su potencialidad que por su afectación real.
- El miedo al virus y su rápida propagación en términos sanitarios han provocado comportamientos de prudencia extrema, que también se han reflejado en los mercados bursátiles, en los procesos de producción y en las afectaciones que suponen a la movilidad de personas y mercaderías.
- Las previsiones de crecimiento del PIB y del empleo son cautelosas por lo que dejan poco margen para la experimentación con políticas económicas que mermen la productividad y la competitividad.
Los datos para el conjunto del 2019 confirman una moderación de la economía mundial respecto al 2018. En este sentido, las previsiones a corto plazo, a pesar de indicar un repunte del crecimiento del PIB para este año y el próximo, siguen manteniendo el crecimiento de la economía mundial por debajo del promedio de los últimos años. Las principales autoridades monetarias mantienen el tono acomodaticio y una política monetaria expansiva, considerando que en el contexto internacional continúa imperando la incertidumbre, principalmente por el brote del coronavirus y su incidencia en la actividad económica a nivel global.
El informe de coyuntura de Foment del Treball propone abordar la desaceleración económica con políticas económicas que contribuyan a incentivar la economía productiva y la competitividad del país. El contexto actual presenta el reto de manejar los recursos disponibles de la forma más eficiente, porque no hay espacio para ensayar con políticas que mermen la competitividad de la economía, han destacado el presidente de la Comisión de Economía y Finanzas de la patronal, Valentí Pich, y el secretario general adjunto y director de Economía de la misma, Salvador Guillermo, en la presentación en rueda de prensa.
Este contexto de incertidumbre no ha sido inocuo para las economías europea, española y catalana, en particular. Cataluña es una economía abierta e industrializada, y las tendencias mundiales que tanto han afectado estos aspectos han pasado factura. La influencia del coronavirus fue determinante para la cancelación del Mobile World Congress (MWC), en una fase incipiente de esta epidemia, que actualmente está impactando más por su potencialidad que por su afectación real.
Con la globalización, China se ha convertido en el primer eslabón de la cadena de producción para muchas industrias. Por ello, los paros en las fábricas de China rompen la cadena de producción de todo el mundo, como dice la expresión “si China se resfría, el mundo estornuda”.
El miedo al virus y su rápida propagación en términos sanitarios, han provocado comportamientos de prudencia extrema, que también se han reflejado, mediante su anticipación, en los mercados bursátiles, que han descontado –posiblemente de forma un poco exagerada– los efectos que esta crisis sanitaria pueda tener en los procesos de producción y en las afectaciones que suponen a la movilidad de personas y mercaderías, señalando a determinados sectores.
En la economía española, el efecto puede llegar por la vía de las exportaciones, el aprovisionamiento de la industria y por la menor afluencia del turismo chino (muy numeroso y de alto poder adquisitivo), y más específicamente, por el miedo este, el cual resulta más difícil de cuantificar.
En este sentido, se espera, que las próximas semanas pueda normalizarse la situación sanitaria y, por lo tanto, trasladarse esa normalidad a la actividad económica. La crisis sanitaria del coronavirus ha confirmado que vivimos en un entorno socioeconómico condicionado a nuevos riesgos y que pese a la llamada a la tranquilidad que las autoridades sanitarias han hecho respecto a la severidad y nivel de mortalidad de esta nueva enfermedad en comparación con otras parecidas, pero conocidas, como la gripe común, el miedo y la incertidumbre hacen válido el dicho de que los seres humanos reaccionamos como “espíritus animales” en lugar de hacer uso de la razón y de que “no tenemos nada que temer ante una recesión, excepto el miedo a una recesión”.
Menor crecimiento del PIB y el empleo
Las previsiones de crecimiento del PIB son cautelosas y marcan un aumento más débil en los próximos años, y en especial, un ritmo de crecimiento del empleo a tasas menores que la de los años anteriores de recuperación económica. De ahí, que haya poco margen para la experimentación con políticas económicas (como la fiscal, por ejemplo) que vayan en detrimento del impulso de la productividad y la competitividad.
La Comisión Europea ha corregido una décima al alza las previsiones de crecimiento para la economía española: 1,6% para 2020 y 1,5% para 2021, en línea con las del Gobierno. No obstante, estas proyecciones indican una desaceleración del ritmo de avance del PIB ya que se encuentran muy por debajo de los niveles de crecimiento de los últimos años de recuperación económica.
En cuanto al mercado de trabajo, en el 2019 se ha registrado un descenso en el ritmo de crecimiento de la ocupación en comparación con los registros tan potentes del 2018. Ello se da en un contexto de desaceleración económica, tanto de Europa como de las economías española y catalana, alimentada por la elevada incertidumbre. El comercio internacional, la inversión y también el consumo privado, crecerán a tasas más bajas. Las propias estimaciones del Gobierno de crecimiento del empleo, indican un menor dinamismo del mercado de trabajo, con tasas de aumento de la ocupación casi un punto por debajo de las registradas en 2019 (en torno al 1,4% para los próximos cuatro años).
En este sentido, es importante destacar que, comparando con los niveles de 2008, el PIB ha logrado más que superar los niveles de referencia, pero en cambio el empleo no. Los niveles actuales de ocupación representan un 96% del nivel alcanzado en 2008, tanto para Cataluña como para España.
Conclusiones
Foment del Treball alerta de que los datos de empeoramiento de la actividad, especialmente del empleo, en un contexto de posibles escenarios a la baja derivado de mayores riesgos e incertidumbres internacionales, conjuntamente con la escasa o nula capacidad de reacción, por agotamiento, de la política monetaria e incluso fiscal, ponen el acento en profundizar en las reformas estructurales, y en evitar cualquier medida que perjudique la confianza de empresarios y consumidores.
La patronal expresa su disconformidad ante la posibilidad de aplicar contrarreformas que agraven el problema del empleo en nuestro país, o de nuevos o mayores impuestos que puedan profundizar la tendencia de desaceleración del ciclo económico en España y Cataluña, y más en un contexto de fuerte freno a la creación de empleo que se vislumbra para 2020.
Nuestra economía se encuentra en una situación de clara mejoría en cuanto a los desequilibrios macroeconómicos que la caracterizaban al estallar la crisis (déficit exterior, altas tasas de endeudamiento privado y morosidad). Pero aún quedan importantes desafíos que afrontar, y no hay que perder de vista que hoy la economía española tiene un nivel de deuda pública muy elevado y un déficit fiscal que, de no continuar con la senda de consolidación fiscal, implicará una seria losa de cara a las reformas que es imprescindible abordar.
Foment también destaca que de acuerdo con los objetivos de estabilidad presupuestaria establecidos por el Gobierno, se espera una senda de déficit público para los próximos cuatro años, sin alcanzar la estabilidad presupuestaria en todo el horizonte de previsión. Esto supondrá una ralentización significativa del proceso de consolidación fiscal en un contexto en el que la política monetaria es expansiva y el nivel de deuda pública de España es muy elevado.
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