El IPC de abril registró una variación anual de 4,1%, en España y, en Cataluña, de 3,9%, lo que implica un aumento moderado respecto a la inflación de marzo, que fue de 3,3% y 3,1%, respectivamente.
En este sentido, es importante destacar que en el mes anterior se produjo un efecto base muy relevante en la medición de la inflación ya que fue en marzo de 2022 cuando este indicador registró un salto importante en el nivel de precios después de que comenzara la guerra en Ucrania. De esta forma, aunque la inflación repunte puntualmente en abril, la evolución tendencial indica una considerable disminución desde su punto máximo en julio del año pasado.
En la inflación de abril destacan, como principal influencia al alza en el IPC del conjunto de España, el menor descenso de los precios de vivienda (-10,8%) y el ligero aumento de transporte (+0,6%).
Por otra parte, la inflación subyacente (índice general sin alimentos no elaborados ni productos energéticos) disminuyó casi un punto, pasando del 7,5% en marzo al 6,6% en abril. Por lo tanto, se comienza a observar, con el rezago que ya anunciábamos en notas anteriores, que la inflación subyacente también cede y presenta un menor ritmo de avance al de los meses precedentes.
Asimismo, el indicador de inflación armonizado (IPCA) –que permite realizar una comparación con la evolución de los precios en la Eurozona– se situó en el 3,8%, casi la mitad que la inflación de la Unión Monetaria (+7,0%).
Desde el mes de marzo de 2021 hasta agosto de 2022, la inflación en España fue superior a la de la zona euro, lo que implicaba un detrimento en términos de competitividad para la economía española, pero desde agosto del año pasado esta tendencia se ha revertido y se mantiene actualmente.
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