- En Catalunya y España el salario de referencia es el del convenio colectivo, que es siempre muy superior al SMI. Más del 80% de los trabajadores está vinculado a un convenio colectivo.
- Sólo el 0,2% de los trabajadores están vinculados en Catalunya al SMI
- Reino Unido formula el Salario Mínimo a través de la independiente Low Pay Commission, que propone anualmente al gobierno un SMI equilibrado y proporcional al contexto económico y productivo del país
En las últimas semanas, las propuestas sobre el Salario Mínimo en Catalunya forman parte del debate político, si bien no se ha formulado –al menos hasta el día de hoy- un planteamiento desde un punto de vista técnico en el que los agentes sociales, sindicatos y patronales, analicen conjuntamente la fijación del SMI en función de la productividad del país, para conseguir un impacto positivo en la inflación, la competitividad.
La fijación del SMI es una intervención del Estado –la Generalitat de Catalunya no tiene hoy competencias en esta materia- en la economía, que fija por ley un precio al factor trabajo, desvinculado del precio que se fijaría en un mercado laboral libre. En Europa, países como Finlandia, Dinamarca, Suecia, Italia, Austria y Chipre no tienen salario mínimo. Y se da la circunstancia que de los 22 que sí lo tienen fijado, es España el que registra la proporción más baja de trabajadores (0,2%) vinculado al SMI, según datos de la OCDE. En general, se observa que el salario Mínimo es referente en los países con escasa incidencia de los procesos de negociación colectiva (Eslovenia o Lituania). En España el salario de referencia es el pactado en convenio colectivo, que es siempre muy superior al SMI y que integra, además, los procesos de negociación por sectores productivos. Según los datos de convenio colectivo registrado, más del 80% de los trabajadores está vinculado a un convenio colectivo.
La voluntad de mantener e incrementar el SMI responde ahora a una determinación política, lo cual no debiera ser contrario a que el proceso para su reformulación se gestione mediante un procedimiento riguroso del contexto económico del país. El Reino Unido, por ejemplo, cuenta con la independiente Low Pay Commision, integrada por representantes del mundo económico, académico y de los agentes sociales (sindicatos y patronales). Tras un exhaustivo análisis de los principales indicadores del país (productividad, ocupación y salarios) y con una atención especial al empleo de los más jóvenes, la Comisión formula anualmente al gobierno británico su propuesta para fijar el SMI.
Ni las formaciones políticas que promueven el debate público sobre el SMI, ni la administración pública que debiera, en su caso aprobar, la cuantía del SMI, han interpelado a los agentes sociales en Catalunya sobre esta cuestión con una propuesta como punto de partida. Entendemos que aun siendo un tema con poca incidencia en nuestro país, debiera ser tratado y formulado con el debido rigor.
Es necesario abordar este tema sin apriorismos ideológicos y sin la voluntad de transformarlo en argumento electoral que pudiera provocar en el medio plazo un motivo más de frustración tanto para los trabajadores con los salarios más bajos, como incluso también para las empresas, fundamentalmente las pymes.
Cuanto más rico y productivo es un país se puede aplicar el salario mínimo más elevado, sin que ello provoque efectos adversos a la economía. Estudios del Banco de España, consideran que los trabajadores afectados por el SMI tienen el doble de probabilidades de perder su empleo que los que no lo están, circunstancia que afecta especialmente a los más jóvenes. Este es un riesgo que debemos evitar y para ello es necesario formular su cuantía sobre el estricto análisis del contexto económico, y no del debate ideológico o electoral.
Los salarios pueden ser elevados si aumenta la productividad, pero para ello es necesario mejorar la educación, la Formación Profesional, i la I+D+i, ejes fundamentales en los que Catalunya avanza, pero en los que aún queda camino por recorrer.
Foment del Treball muestra su plena disposición a contribuir desde el diálogo y la negociación a la fijación del SMI proporcional y equilibrado a la realidad económica de nuestro entorno, con el propósito de contribuir al crecimiento de la economía y evitar la creciente desigualdad social, intensificada durante la última década como consecuencia de la severa crisis económica que ha padecido Catalunya, España y Europa.
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