- La industria española tiene una sobre gasto energético respecto a sus competidores internacionales. El 71% de las empresas considera que la eficiencia energética es clave para la mejora de la competitividad.
- Los esfuerzos de las empresas para incrementar la eficiencia energética no son suficientes para compensar el sobrecoste.
- El Informe Energía de Foment del Treball señala que la actual regulación es precipitada, motivada exclusivamente por razones financieras y diseñada en un contexto de crisis económica profunda y de espaldas a la realidad industrial. Considera que el cambio del marco regulador es fundamental para la industria.
- El 71% de las empresas encuestadas prevé realizar un cambio tecnológico en los próximos cinco años, orientado a mejorar la intensidad energética de la empresa, si se dan las condiciones de estabilidad normativa necesarias para la proyección a medio plazo.
La práctica totalidad de las empresas evalúan la sobre gasto energético que le resta competitividad respecto a sus competidores internacionales y ha previsto estrategias para reducir su impacto. A pesar de ello, el 92% de las empresas asegura que no tiene la intención de desplazar su producción o parte de ella a territorios más competitivos y optan por otras alternativas como explorar la posibilidad de adherirse a plataformas de compra (31%) y externalizar los servicios de gestión energética (20%). La deslocalización de la actividad es sólo una opción -«ni deseable ni sencilla»- para el 6% de las empresas consultadas, de las cuales el 80% son grandes empresas. De hecho, para las pymes, domina más el riesgo de desaparecer del mercado como consecuencia del factor energía. El 71% de las empresas encuestadas prevé realizar un cambio tecnológico en los próximos cinco años, orientado a mejorar la intensidad energética de la empresa, si se dan las condiciones de estabilidad normativa necesarias para la proyección a medio plazo. La factura energética, en definitiva, paraliza las nuevas inversiones.
Foment del Treball ha presentado hoy los resultados de una encuesta realizada entre directivos del sector industrial y servicios con el objetivo de conocer hasta qué punto el coste de la energía determinará en el futuro las decisiones de las empresas en cuanto a la gestión de la factura energética. En general, se considera que la actual regulación es precipitada, motivada exclusivamente por razones financieras y diseñada en un contexto de crisis económica profunda. Fomento del Trabajo reivindica que el cambio del marco regulatorio es fundamental para la industria. La presentación ha corrido a cargo de la presidenta del Foro Energía Empresa de Foment, Virginia Guinda; y de la directora del Área Técnica de Foment, Alba Cabañas.
El Informe Energía, redactado a partir de los resultados de la encuesta y de la valoración de los expertos del Foro Energía la institución empresarial catalana, considera que se ha superado la visión clásica del ahorro energético como un factor exclusivo de coste y que , por tanto, la eficiencia energética hoy se incorpora al concepto de competitividad. El problema principal radica en que las inversiones en eficiencia son deseables, pero en el actual contexto de ajustes presupuestarios, no compensan los incrementos de gastos derivados de las políticas energéticas del país.
Por esta razón, las empresas hacen previsiones estratégicas para reducir la factura de energía a su organización. Un 24% ha previsto cambiar de comercializadora, y otro 24% contempla modificar la modalidad de contratación. Incluso un 12% considera oportuno incorporar la figura del gestor energético. Pero son aún más, un 40%, las que apuestan por otras decisiones más vinculadas a la gestión de procesos y administración interna para evitar grandes inversiones. Las empresas afrontan así el reto energético con la voluntad de depender exclusivamente de los propios recursos.
Inversiones en eficiencia energética
La senda de la recuperación económica ha ampliado de 1 a 3 años el plazo de retorno de la inversión, lo que condiciona las inversiones en eficiencia energética. Sólo el 12% de las empresas consultadas afirma que no invertirá en eficiencia si no recupera la inversión en un ejercicio.
Entre los elementos de incertidumbre que condicionan futuras inversiones en este campo, destaca la inestabilidad reguladora (un 74% considera que es importante), muy por encima del acceso a la financiación que queda relegado a un tercer puesto. Las expectativas de mejores precios de la energía, es en un 56% motivo de inquietud para la toma de decisiones.
Un alto porcentaje de las empresas (67%) opina que la inversión en I + D + i relacionada con el factor energético será importante para mejorar su competitividad. Se detecta un gran interés en la innovación energética como estrategia para optimizar la producción.
El 71% de las empresas encuestadas prevé realizar un cambio tecnológico en los próximos cinco años, orientado a mejorar la intensidad energética de la empresa, si se dan las condiciones de estabilidad normativa necesarias para la proyección a medio plazo.
La principal fuente energética de la industria es la electricidad, seguida por Gas Natural, siendo marginales otras fuentes como el GLP, Carbón, Fuel, Residuos, o biomasa, entre otros. Sin embargo, un 48% de los encuestados tiene previsto hacer algún cambio en su estructura de abastecimiento, frente a un 52% que piensa permanecer tal como está.
El 59% de las empresas considera que la Economía Baja en Carbono, desde la perspectiva energética es un factor significativo. De este porcentaje, un 61% es también determinante para sus decisiones estratégicas a medio plazo. Sin embargo, el 27% aún no ha tomado una decisión en firme sobre las medidas a adoptar.
PROPUESTAS PARA LA MEJORA DE LA POSICIÓN COMPETITIVA DE LA INDUSTRIA EN TÉRMINOS ENERGÉTICOS
- Orientar la política energética en la demanda industrial y no exclusivamente en el sector de producción de la energía, con el objetivo de mejorar la competitividad industrial.
- Garantizar la seguridad jurídica, otorgando estabilidad y coherencia en la toma de decisiones en materia de política energética, evitando políticas erráticas.
- Estimular los mercados de gas y electricidad. Priorización de las interconexiones internacionales eléctricas y gasistas de la península con el resto de Europa, como mecanismo imprescindible para el impulso de la competencia en los mercados y una adecuada convergencia en precios.
- Avanzar en el mercado único energético asegurando la transposición y cumplimiento de las Directivas pendientes, evitando grandes diferencias con otros países miembros.
- Innovación normativa reconociendo los esfuerzos del consumidor industrial en términos de eficiencia energética y perfil de consumo.
- Revisión de la fiscalidad actual sobre la energía, evitando la doble imposición y eliminando las cargas fiscal que hayan cubierto los objetivos por los que se crearon. Estimular la política de incentivos fiscales frente a la políticos de subvenciones.
- Revisar con realismo el papel de la energía nuclear y del gas de esquisto en el mix energético.
- Replanteo y ajuste de la función de la cogeneración en la realidad industrial y en su función de aportar a la eficiencia del proceso industrial, distinguiéndola claramente de las energías incluidas en el régimen especial.
- Integración de la política energética y ambiental, con el fin de evitar contradicciones y conseguir que la generación y el consumo sean compatibles con los objetivos medioambientales.
- Diseño de la tarifa sin costes derivados de la adopción de las políticas energéticas que deberían desplazarse a los presupuestos generales del Estado.
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