- La tasa de inflación se ha revertido en España y parece que el endurecimiento de la política monetaria podrá suavizarse
- Lo que va bien para Hacienda no va bien necesariamente para el país. Hace falta no subir impuestos, y todavía menos con cifras récord de recaudación
- Los cisnes negros que se han dado en estos últimos años (la pandemia y la guerra) y la incertidumbre pueden paralizar inversiones y consumo, ante el aumento de ahorro más previsor
- Hay que reforzar el despliegue de los fondos Next Generation para asentar la recuperación después del invierno
En el contexto económico actual sigue prevaleciendo el gran nivel de incertidumbre con relación a la economía y los principales elementos que han afectado su evolución, como pueden ser, la guerra en Ucrania, los problemas logísticos y de abastecimiento, los precios de la energía y la calibración de la respuesta de política económica para hacer frente al fuerte incremento del coste de vida y de costes de producción.
En este sentido, todas las previsiones para 2023 se han ido recortando a lo largo del año, para acabar en estimaciones muy magras respecto a lo inicialmente estimado, con una tendencia marcada a la moderación. En este sentido, la Comisión prevé un crecimiento del PIB de 3,3% en la UE y de 3,2% la zona euro para este año, y de 0,3% en ambos casos para 2023. Particularmente, para el último trimestre del año anuncia una contracción de -0,5%, y de -0,1% para el primer trimestre del año que viene en la UE. Sobre la evolución de los precios, por ejemplo, el FMI prevé un nivel de 8,8% en 2022, para bajar hasta el 6,5% en 2023 y 4,1% en 2024.
En el análisis trimestral, según datos de la Comisión Europea, se prevé una desaceleración e incluso crecimiento negativo para el último trimestre de 2022 y primer trimestre de 2023, recuperándose suavemente la economía, aunque persistirán las tensiones de precios, mucho más suaves, y un endurecimiento de la política monetaria, también menos acentuado, que irá normalizando los tipos de interés, acabando con los tipos de interés negativos o nulos. De ahí, que podamos afirmar que “el enfriamiento económico se va con el invierno”.
Ciertamente, en estos últimos años hemos tenido una pequeña manada de cisnes (el impacto de lo altamente improbable), tanto negros como alguno blanco, como ha sido la crisis sanitaria del Covid-19, la obtención en tiempo récord de su vacuna, la guerra cruenta en territorio europeo, la crisis energética y alimentaria, y los niveles de inflación ya olvidados, que nadie aventuraba que se pudiesen dar en un contexto al uso o tendencial. De ahí, que los elementos excepcionales hayan ordenado y alterado de forma importante la vida social y económica, que ha dificultado el análisis y prognosis del comportamiento a medio plazo, apareciendo la incertidumbre con fuerza. De ahí, que esperamos que ya, en los próximos meses pueda darse una reducción de esta incertidumbre y permita una prognosis más afinada, que todo indica a esa recuperación suave, no exenta de problemas estructurales, como el bajo crecimiento de la productividad, o de niveles elevados de precios en los próximos meses, entre otros.
El impulso de la recuperación económica tras la crisis del Covid-19 continuó teniendo efecto en el 2022, especialmente en lo que a la actividad turística se refiere, sobre todo en Europa, y en España más concretamente, con el repunte del turismo internacional. El PIB de España desaceleró su crecimiento en el tercer trimestre de 2022 en tasa intertrimestral, con un aumento de 0,2%, frente al 1,5% del trimestre anterior. En cuanto a la actividad turística, hasta octubre, llegaron a España 63,1 millones de visitantes, frente a los 24,9 del mismo período del año anterior. Cataluña, fue la primera CA de destino principal, con 13,0 millones de visitantes, representando el 20,6% del total.
No obstante, es importante destacar que los efectos del shock de términos de intercambio que se está padeciendo en Europa tiene fuertes implicaciones tanto para familias como para empresas, cuya demanda se verá mermada ya que se ha ido reduciendo el ahorro y los proyectos de inversión se han ido posponiendo.
Los precios de los bienes importados están aumentando más que los de los bienes exportados, ello encarece significativamente la factura de las compras de energía, con una pérdida de riqueza estimada de entre 1,0% y 1,5% del PIB, en España, por año (Vicente Salas Fumás). En España, el saldo comercial deficitario fue de 53.437 millones de euros, frente al déficit de 13.267 del período enero-septiembre del año pasado. El déficit energético subió de los 16.393 millones de euros del 2021 hasta los 40.057 del 2022, mientras que el saldo no energético presentó un balance negativo de 13.381 millones de euros, frente al superávit de 3.125 millones de 2021.
En cuanto al IPC de octubre registró una variación anual de 7,3% en España y, en Cataluña, el IPC subió un 6,8%. Estas tasas implican una moderación de aproximadamente un punto y medio y respecto a los niveles récord observados en los meses de verano. A pesar del elevado nivel de inflación actual, se espera que esta moderación se mantenga en los próximos meses. La variación mensual, en España y Cataluña, fue de 0,3% y 0,1%, respectivamente. Es importante destacar, en este sentido, que las variaciones mensuales del IPC desde julio han sido, o bien negativas, o muy moderadas.
Asimismo, el alza sin precedentes, en velocidad e intensidad, de los tipos de interés de referencia por parte de los bancos centrales para combatir los aumentos de la inflación, repercuten en los costes de financiación de las empresas y de los préstamos de las familias. Así, el Euribor a 12 meses, referencia de muchas operaciones hipotecarias, ha subido más de 3 puntos en un año, actualmente en valores de 2,828% (noviembre), cuando hace un año estaba en terreno negativo. Esto implica que la cuota de un préstamo hipotecario de 150.000 euros a 25 años +1,0%, por ejemplo, pueda incrementarse en más de 200 euros al mes o, equivalentemente, a casi 3.000 al año, lo que se irá notando en mermas de consumo en los próximos meses, además de la pérdida de capacidad de gasto por la inflación.
La economía española y catalana moderarán su ritmo de expansión, a diferencia de Alemania o Italia donde se prevén contracciones de la actividad, pero también hay que tener en cuenta que nuestras economías aún no han alcanzado el nivel de PIB anterior a la crisis del Covid-19. Sin embargo, el mercado de trabajo mantiene un buen comportamiento. Un aspecto muy importante que destacar es que, en variación anual, el total de asalariados aumentó en 486.700 personas, 1.375.500 indefinidos más y 888.900 temporales menos.
En lo que al sector público se refiere, caben destacar dos elementos, la reducción del déficit y el incremento de la recaudación.
Finalmente, dedicamos un apartado especial a analizar la situación de crédito no bancario en España y otra para analizar la estructura de gasto de las familias.
Tomando datos de la CNMV se presenta la evolución más reciente de los subsectores que forman parte del sector financiero español distinguiendo aquellos que proporcionan financiación típicamente bancaria de otras entidades que proporcionan financiación al margen de este canal.
De acuerdo con el informe de la CNMV, de la evolución de las fuentes de financiación de las sociedades no financieras hasta 2008 destacan los préstamos bancarios, la vía más tradicional y seguramente más adecuada para las sociedades de menor tamaño. Desde 2009, una vez pasadas las primeras etapas de la crisis financiera global, comenzó un periodo de contracción del crédito bancario en el que otras fuentes de financiación alternativas cobraron una importancia mucho mayor. En particular, la financiación vía acciones y participaciones (que incluye, además, los beneficios retenidos por las compañías) ha sido clave en los últimos años hasta 2019. El año 2020, con el inicio de la crisis del Covid-19 supuso un cambio de rumbo en esta tendencia, observándose un nuevo crecimiento significativo de los préstamos bancarios. Este aumento de los préstamos de los bancos a las sociedades se explica parcialmente por las diferentes medidas de apoyo establecidas por el Gobierno en el contexto de la crisis y también por las que la autoridad monetaria adoptó con el fin de facilitar el flujo de crédito a la economía.
La encuesta de presupuestos familiares elaborada por el INE, permite analizar el peso relativo que tienen los distintos grupos de gasto sobre el total del presupuesto familiar.
En su evolución de 2015 a 2021, se observa que los grupos de gasto más importantes (en 2021) en términos relativos sobre el total son: la vivienda, agua, electricidad y gas (33,8%); los alimentos y bebidas no alcohólicas (16,4%); y el transporte (11,0%). Por el contrario, los grupos de gasto que menos peso relativo tiene sobre el total son: la enseñanza (1,5%); las bebidas alcohólicas, tabaco y narcóticos (1,7%); y las comunicaciones (3,2%).
Si se analiza la evolución de cada grupo de gasto a lo largo del tiempo, tenemos que a lo largo del período 2015-2021, el grupo de alimentos y bebidas no alcohólicas aumentó en un 9,39%; vivienda, agua, electricidad y gas lo hizo en un 6,65%; y sanidad en un 16,38%. En el mismo período, el grupo Hoteles, cafés y restaurantes disminuyó en un 17,25%; Espectáculos, ocio y cultura lo hizo en un 23,79%; y Vestido y calzado en un 22,24%.
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