- Los índices de precios de producción han crecido más que los de consumo, castigando a los márgenes empresariales.
- Las subidas de tipos de interés ya han llegado para quedarse, aunque por ahora de forma moderada para frenar la inflación, como ya anticipaban las curvas de tipos de los últimos meses.
- Esta mayor contundencia de la política monetaria, tanto americana como europea, expone que las tensiones de precios son fuertes y persistentes en el corto plazo, y que van a actuar las autoridades monetarias con prudencia ante el contexto económico, pero de forma determinada, como están ya haciendo con las recientes medidas. Se quiere cortar un proceso inflacionista que pueda instalarse a medio plazo.
- El BCE traslada con toda la contundencia mediante un Consejo Extraordinario que no va a permitir una fragmentación en los mercados crediticios, ya que eso iría contra el proyecto del euro y de una política monetaria única, como ya hizo Draghi en el verano de 2012.
- El mercado laboral marca una buena evolución, aunque de persistir esta elevada inflación, que reduce los márgenes, tendrá efectos en términos de empleo, en los próximos meses.
- En este contexto, la patronal pide mantener las ayudas como ha anunciado el presidente del Gobierno.
- La crisis sanitaria presente en otros países y la situación bélica en Ucrania está empezando a notarse, de ahí que se hayan revisado a la baja las tasas de crecimiento económico.
- El sector exterior muestra un empeoramiento derivado de los incrementos de precios de las importaciones, esencialmente petróleo, gas, y otras materias primas, aunque también se produce un acuerdo de las exportaciones, más intenso en el conjunto español que catalán.
El Informe de Coyuntura Económica de Foment del Treball, correspondiente a junio 2022, presenta como principal elemento de incertidumbre la evolución de la inflación, cuyos niveles tan elevados están siendo más persistentes de lo previsto.
Por ello, este año se registrarán las primeras subidas en los tipos de interés de referencia por parte de las autoridades monetarias de EEUU y Europa, por ejemplo, para contrarrestar el fuerte crecimiento de los precios, después de un extenso período de política monetaria acomodaticia. Así la Reserva Federal volvió a subir los tipos de interés en mayo y junio, pero a un ritmo más acelerado, de medio punto en mayo (en marzo había iniciado con una subida de 0,25 puntos), y de 0,75 puntos en junio, elevando el rango objetivo al 1,50%-1,75%.
Por su parte, el Banco Central Europeo anunció una subida de los tipos de interés para el mes de julio después de poner fin a las compras de deuda, y en una reunión extraordinaria del 15 de junio realizó la siguiente declaración: “El Consejo de Gobierno ha decidido actuar con flexibilidad en la reinversión del principal de los valores de la cartera del programa de compras de emergencia frente a la pandemia (PEPP) que vayan venciendo, con el fin de preservar el funcionamiento del mecanismo de transmisión de la política monetaria, una condición indispensable para que el BCE pueda cumplir su mandato de mantener la estabilidad de precios. Asimismo, el Consejo de Gobierno ha decidido encomendar a los comités del Eurosistema y a los servicios del BCE pertinentes que aceleren la finalización del diseño de un nuevo instrumento contra fragmentación para someterlo a la consideración del Consejo de Gobierno”.
Con ello se pretende trasladar con toda la contundencia mediática que no se va a permitir una fragmentación en los mercados crediticios, y que eso iría contra el proyecto del euro y de una política monetaria única. Esta mayor contundencia de la política monetaria, tanto americana como europea, expone que las tensiones de precios son fuertes y persistentes en el corto plazo, y que van a actuar las autoridades monetarias con prudencia ante el contexto económico, pero de forma determinada, como están ya haciendo con las reciente medidas. Se quiere cortar un proceso inflacionista que pueda instalarse a medio plazo. De ahí, que nuevamente, y más en el contexto de estas recientes medidas, debe de insistirse en evitar los efectos de segunda ronda y exponga con toda su crueldad que todos los esfuerzos deban de hacerse en la contención de la inflación.
Este contexto ha llevado una corrección a la baja en las previsiones de crecimiento del PIB de España para este año. El FMI estima un crecimiento de la economía española del 4,8% para 2022, lo que implica una reducción de 1 punto respecto a lo esperado en enero de este año y de 1,6 puntos respecto a sus previsiones de octubre. La Comisión Europea, por su parte, proyecta, en su informe de primavera, un aumento del PIB del 4,0%, frente al incremento de 5,5% que preveía en su anterior publicación de otoño. Además, el Gobierno, en su actualización del cuadro macroeconómico del 29 de abril, rebajó su previsión de aumento del PIB de España del 7,0% al 4,3%. Otras instituciones como ARIeF (+4,3%), Banco de España (+4,5%), Funcas (+4,2%) también rebajaron sus previsiones a tasas similares. No obstante, a pesar de la reducción en la previsión, hay que destacar que se trata de un ritmo de avance importante; en los años previos al Covid-19 la tasa de crecimiento del PIB de España estaba en torno al 2,0% (+1,9% de media para el período 2013-2017, +2,3% en 2018 y +2,1% en 2019). En ningún caso se contempla un período recesivo.
En relación con el mercado de trabajo, hay que señalar la buena evolución del crecimiento de la ocupación (+4,6% en España y +2,5% en Cataluña en el primer trimestre) y de la afiliación (+5,0% en España y +4,8% en Cataluña en mayo), aunque se espera que las tasas de aumento se moderen este año. No obstante, la tasa de paro (13,7% en España y 10,2% en Cataluña) se mantiene muy por encima del promedio europeo. En este sentido, hay que reconocer el esfuerzo hecho por parte del empresariado para mantener la ocupación durante la crisis. Actualmente las empresas se enfrentan a importantes problemas en relación con sus márgenes, con un significativo aumento en los costes de producción, e incluso pérdidas, que de persistir podría notarse a medio plazo en el empleo.
Como señala la OCDE, los índices de precios de producción han crecido de manera más acelerada que los índices de precios de consumo en casi todas las economías. Esto implica que de momento no se ha trasladado a los precios de los bienes de consumo el importante incremento de los precios de producción, por lo que la variable de ajuste resulta ser los márgenes empresariales.
Por ello, es importante remarcar que hay que evitar efectos de segunda ronda que puedan perpetuar los elevados niveles de inflación actuales. Así como la revisión a la baja en el crecimiento del PIB ha sido generalizada, también lo es la percepción de que muchos de los factores que han contribuido al aumento de la inflación (problemas de suministro, el conflicto en Ucrania, el fuerte impulso de la demanda en la fase de recuperación tras la pandemia) serán transitorios, ya que para el año que viene se espera una importante contención del IPC. Es importante que entre todos hagamos un esfuerzo para evitar que el mal de la inflación se instale. El Banco de España, en sus proyecciones de abril, prevé que la inflación sea del 7,5% este año, pero ya para 2023, el año que viene, estima que se reduzca considerablemente hasta el 2,0% y en 2024 hasta el 1,6%, siempre y cuando no se produzcan efectos de segunda ronda relevantes.
Este endurecimiento de la política monetaria ya se va trasladando a los mercados como puede observarse en las curvas de tipos de interés. El mercado parece ya anticipar esa subida como se desprende de la curva de tipos del Euribor a diferentes plazos (1 semana, 1 mes, 3 meses, 6 meses, 12 meses). A mayo de este año, el Euribor a 12 meses es 0,287% mientras que un año atrás era de -0,481%.
Adicionalmente, en las operaciones de deuda pública en el mercado secundario a 2/6 años también se aprecia un cambio de signo en el rendimiento, de -0,350% en mayo de 2021 a +0,395% en mayo de 2022.
En cuanto al sector público, también es importante señalar que, con el endurecimiento de las condiciones financieras, se incrementará el coste de la deuda pública española, que se encuentra en niveles muy elevados (115% para este año según el cuadro macroeconómico del Gobierno). Es importante diseñar una fiscalidad más competitiva, y en ningún caso recurrir a incrementos de impuestos, para corregir el desequilibrio de las cuentas públicas.
Además, en relación con la inversión, hay que destacar la necesidad de potenciar la ejecución de los fondos europeos Next Generation que muestra un retraso según la Comisión Europea y la AIReF, por la importancia dada su capacidad de impulso al resto de la economía, que el Banco de España estima con un multiplicador de 1 sobre el sector privado.
El sector exterior muestra el empeoramiento derivado de los incrementos de precios de la energía, petróleo y gas, especialmente, así como de las materias primas, aumentando el déficit por cuenta corriente, a la vez que suben de forma destacada en el primer trimestre las exportaciones de bienes de forma más intensa en el caso del conjunto de España (+23,9%) que en Cataluña (+14,0%). Los sectores con crecimiento más destacado en España, respecto a Cataluña, han sido el sector de energía, químico y de manufacturas de consumo, y por la fuerte caída de las exportaciones de automóviles en Cataluña (-16,8%). En cambio, el sector exportador catalán de bienes de consumo es más dinámico que el español.
Desde Foment vemos positivamente el anuncio del Gobierno de prorrogar las medidas de ayuda para paliar los efectos negativos en relación con los precios de la energía causados por la guerra de Ucrania, ya que su rápida retirada podría suponer en estos momentos de tensión de precios, una cierta temeridad. También sería adecuado hacer ajustes a las medidas adoptadas en marzo, ya que, por ejemplo, muchos sectores como el textil (acabados) no fueron incluidos (sus CNAEs) en las ayudas a sectores “gas-intensivos” que debería corregirse en su actualización.
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